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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
Al diván. La gente que más acude al especialista tiene entre 21 y 39 años
En tres años, un 40% más de rosarinos va al psicólogo
Los especialistas afirman que los pacientes sufren básicamente de angustia, depresión y fobias
Pablo R. Procopio / La Capital
Cada vez más rosarinos visitan al psicólogo. Las sesiones de terapia aumentaron un 40 por ciento en los últimos tres años, en una ciudad donde los pacientes sufren mayoritariamente de angustia, depresión y fobias; tres trastornos ligados directamente a la crisis social de la última década. Así lo aseguran en el Colegio de Psicólogos de Rosario, donde afirman que entre los más proclives al diván están los que tienen entre 21 y 39 años y son beneficiarios de alguna obra social.
No obstante, el mismo fenómeno se registra en los hospitales y centros de salud, lo que obligó al Estado a nombrar a alrededor de 100 especialistas para sus diferentes áreas en salud mental. "Sin embargo siguen existiendo largas listas de espera de pacientes", remarca la presidenta del Colegio, Griselda Calveyra.
"Son casi una centena los nuevos ingresos de terapeutas, tanto en la administración provincial como municipal", expresa el psicólogo Raúl Fadus. En efecto, algunos de ellos se incorporaron para trabajar en minoridad y en las cárceles.
Además, la alta demanda se presenta tanto en el centro como en los barrios periféricos de la ciudad.
Pero, ¿cuáles son los motivos que inciden en esta situación? El Centro de Trabajo de la entidad colegiada realizó un análisis de las causas y logró determinar que los principales problemas que sufren los pacientes locales se vinculan con la angustia, la depresión y las fobias, en ese orden.
"Comenzamos a hacer esta tarea en función de haber notado un incremento en la facturación de nuestros asociados", dice la terapeuta Adriana Nieto, quien revisó el sistema de cómputos de la organización y luego relevó los motivos de las consultas.
A partir de allí se realizó entre los profesionales una encuesta voluntaria y anónima (el Centro de Trabajo agrupa a más de 100 obras sociales incluyendo prepagas y mutuales).
El sector de la población que más acude al analista es el del grupo etario que va de los 21 a 39 años, seguido por la variación 40 a 59, según se desprende del trabajo.
La gente asiste a las sesiones por varios motivos. Quizás el más importante es el cambio de conciencia colectiva en relación al lugar que ocupa el psicólogo. "Los pacientes ya no necesitan que los médicos se lo indiquen, como sucedía antes", subraya el vicepresidente del Colegio, Juan Marchetti.
Los profesionales aseguran que desde hace cinco años se percibe una dinámica novedosa en los pacientes, la de acudir al psicólogo espontáneamente, sin esperar de una derivación médica previa.
Da la sensación de que esta nueva actitud ha sido proporcional a la necesidad de buscar una ayuda ante los efectos de la pérdida de valores. Al menos así lo especifica Jorge Gallino: "En la última década aumentó el nivel de frustración", dice para generalizar una cuestión relacionada a que los proyectos de los argentinos en general y los rosarinos en particular fueron quedando cada vez más postergados, más supeditados al rango de la necesidad que no alcanzó su desarrollo.
Esto ha generado consecuencias directas, como las situaciones de violencia casi omnipresentes en las familias o la escuela.
Los especialistas explican de qué se tratan los trastornos que más aquejan a los pacientes al decir que la angustia emerge de un sufrimiento psíquico, yoico. "Se trata de una expresión de conflicto con la realidad y con las propias cuestiones interiores", remarcan. Por otro lado, dicen que a la depresión se agregan factores que inciden en que decaiga la sensación de uno mismo. "Hay un sufrimiento, una disminución del sentimiento en sí mismo relacionado con la pérdida de valores y el deterioro de la estructura de los lazos sociales", asegura Fadus. Finalmente, las fobias son miedos que superan las explicaciones racionales.
Ante el interrogante de si las sensaciones de frustración y pérdida se manifiestan en los tres tipo de trastornos, Fadus contesta que "sí", pero aclara que "en cada estructura psíquica las cosas se van a ir manifestando de distinto modo".
Al decir de los profesionales del Colegio, estos problemas quedaban antes más encubiertos, no se advertían tanto como ahora porque "la misma sociedad tenía otra red de contención y los vínculos estaban más disponibles como para sostener esta circunstancia".
Por ejemplo, en la actualidad se observa una "fragmentación en todos los niveles sociales", dice Andrea Bordignon al hacer referencia a que los problemas no son sólo de determinado nivel.
-¿No se advierte una mejoría en los trastornos con relación a cierto bienestar en el país?
-Al contrario, cada vez es peor. La cuestión de la inestabilidad laboral y de la redistribución de la riqueza se agudiza cada vez más. Pueden resolverse cuestiones básicas, pero las personas tienen otro tipo de aspiraciones y eso es lo que no se ha empezado a reconstitutir en lo individual ni en lo social.
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