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 domingo, 22 de octubre de 2006  
El colombiano Alvaro Rodríguez Torres leyó sus trabajos de paso por la ciudad
"La poesía ya no es vehículo de transformación"
El escritor concibe al género como un escape de la difícil realidad de su país

El poeta colombiano Alvaro Rodríguez Torres vive en la ciudad de Zipaquirá, a 40 kilómetros de Bogotá, donde estudió en el mismo colegio que Gabriel García Márquez. Tradujo a figuras como Charles Baudelaire y Vinicius de Moraes, y trabaja en la Biblioteca Nacional de su país. Concibe a la poesía como un escape de la difícil realidad que atraviesa Colombia, en referencia a la historia de permanentes conflictos armados que sacuden al país desde hace décadas. "Permite respirar a la gente y otorga un espacio de hermandad que genera satisfacción", dice. El escritor, que estuvo de visita en la ciudad para participar del XVI Festival Internacional de Poesía (ver aparte), habla del papel tan crucial del género literario en la vida del hombre, la falta de lectura y el maltrato que sufre la lengua española.

-¿La poesía cumple un papel concreto en la vida del hombre o pasó a ser patrimonio de especialistas?

-La poesía está alejada de la vida de la gente, pero suceden manifestaciones increíbles como en el festival de Medellín -que se realizó en junio pasado-, donde se llegó a convocar a cinco mil personas en una lectura. Los poemas se oyen, pero no son un vehículo de transformación como lo fueron en otras épocas.

-¿Cómo le gustaría que fuera concebido este género, tan importante en la literatura?

- Quisiera que tuviera el poder de cambiar la vida de las personas. Y me gustaría que la poesía legislara en el mundo en vez de los códigos penal o laboral. Así se instauraría la justicia entre los hombres. Es una utopía, pero considero que es el camino en el que hay que trabajar.

-¿Considera que influye la vigencia de internet y las tecnologías en la falta de lectura, tanto sea de prosa como de poesía?

-La escritura vía internet o a través de los teléfonos celulares es otra gramática, no está ni bien ni mal. Esa escritura puede ser compatible y complementaria con las formas de expresión en el papel. No es fácil acercar los textos a los jóvenes. Hay que seducirlos de alguna manera para que no sientan que los libros son arcaicos. Lo importante es que el hábito de la lectura no se pierda.

-¿Cómo ve el futuro de la lengua española? ¿Cree que hay un cuidado del idioma?

-Hay un maltrato permanente a la lengua española que incluso se ve reflejado en los medios de comunicación. No es que uno aspire a la pureza permanente del lenguaje, porque el habla se elabora en la calle. Pero sí creo que es necesario un mayor cuidado. Esta situación es terrible en Colombia. Lo que se publica en los medios escritos sale con muchos errores y eso es lo que al final prevalece en la gente. Además, el lenguaje del día a día se bota al día siguiente, uno siente dolor de que se utilice de esa manera.

-¿Qué sugiere para que haya un mayor cuidado del idioma?

-Lo ideal sería que volvieran los correctores a los medios. También se podrían elaborar manuales con criterios de escritura y de utilización del lenguaje, como los que se utilizan en los medios de los Estados Unidos y de España.

-¿Influyó en su formación la literatura argentina?

-Quiero mucho a Leopoldo Marechal, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Ricardo Güiraldes y Silvina Ocampo.

-¿Quiénes son sus escritores predilectos en Colombia?

-Eduardo Carranza y Alvaro Mutis, entre otros.

-¿Cuál es su trabajo en la actualidad?

-Trabajo como investigador y asesor cultural de la Biblioteca Nacional de Colombia. Y en otra época traduje a Charles Baudelaire y a Vinicius de Moraes.

-¿Ya visitó Rosario en otra oportunidad? ¿Qué impresión le causó?

-Es la primera vez que estoy en Rosario, escuché hablar de ella a raíz del Congreso de la Lengua Española que se hizo en la ciudad. El próximo se hará en marzo del año entrante en Cartagena. La gente me ha parecido un encanto y me gustó mucho el río Paraná. El paisaje me pareció maravilloso porque adoro la llanura. Si vuelvo quisiera conocer Tierra del Fuego y no pierdo las esperanzas de que ese viaje se concrete.
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