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sábado,
21 de
octubre de
2006 |
El futuro que habita en la memoria
Guillermina Sivack / Arquitecta
El 7 y 8 de octubre pasados se celebró en Montevideo el Día del Patrimonio, jornada organizada por el Ministerio de Educación y Cultura, la intendencia de Montevideo y el Ministerio de Turismo. Sus orígenes se remontan a 1982, cuando en una reunión de Unesco se decidió instaurar el Día Internacional de los Monumentos y los Sitios, susceptible de celebrarse al mismo tiempo en todo el mundo.
En Uruguay toma carácter oficial en 1995 cuando el arquitecto Luis Livni, presidente de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, siguiendo los lineamientos de preservación del patrimonio a los cuales era fiel desde hacía varios años, decidió incorporar Uruguay al proyecto de la Unesco.
Originalmente los festejos duraban un día, pero debido al éxito de la iniciativa, desde hace unos años se extiende todo el fin de semana. La propuesta tiene un tema central, al cual se le rinde homenaje. Este año estuvo dedicado a Eladio Dieste.
La actividad concita cada vez más la adhesión de habitantes de la ciudad y turistas, y abarca el patrimonio tangible e intangible de los ámbitos público y privado. El año pasado, durante el 24 y 25 de septiembre, el homenajeado fue el relator deportivo Carlos Solé, y el tema de la jornada fue "El paisaje sonoro del Uruguay, el relato deportivo". El año próximo se destacará a dos mujeres de la cultura afrouruguaya: Marta Gularte y Rosa Luna.
¿Por qué Dieste?
La obra del ingeniero uruguayo, nacido en Artigas en 1917 y fallecido en el 2000, mezcla lo autóctono con el cálculo perfecto. Graduado en 1943, fue docente de la Facultad de Ingeniería y tuvo un pasaje por el empleo público. El trabajo con láminas de ladrillo armado, o bóvedas autoportantes de ladrillo armado, que caracterizan su obra, tienen su origen entre 1946 y 1947, cuando colabora con el arquitecto catalán (discípulo de Le Corbusier) Antoní Bonet, en la construcción de la casa Berlingieri, en Punta Ballena, Punta del Este.
A diferencia de la ingeniería tradicional, Dieste abandonó el uso de tímpanos y dejó de proyectar sólo superficies regladas para empezar a utilizar láminas de doble curvatura e insistió en el uso de directrices catenarias para lograr comportamientos de tipo membrana, que permiten reducir el espesor de la lámina sin más límites que los constructivos y el riesgo de la inestabilidad estática.
En Uruguay construyó más de 100 obras, entre iglesias, shoppings, fábricas, terminales de ómnibus y clubes. El material que caracteriza y es esencial en su obra es el ladrillo, pero es la singular disposición de un material tan convencional como el ladrillo cerámico lo que asombra. Ese efecto de gran liviandad conseguido con las mismas células que están hechas las edificaciones pesadas. Su obra consigue resultados espectaculares con una austeridad franciscana.
Con alrededor de 300 obras construidas a lo largo de su prolífica carrera, innumerables publicaciones y disertaciones, los argentinos contamos en nuestro patimonio con más de 40 trabajos de Dieste construidos en las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos.
Su obra muestra con elocuencia el esplendor de las formas generadas por la lógica estructural, haciendo buena la convicción de que la belleza habita en la verdad. Hombre de fe, del cálculo y la acción, una de sus enseñanzas expresa que "el teórico que fracasa en la realidad es porque no es suficientemente teórico".
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Fotos
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Fue notorio el interés del público por recorrer los edificios históricos de la ciudad de Montevideo.
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