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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Cataratas del Iguazú: un espectáculo natural
El tradicional destino tiene vida casi todo el año y atrae a turistas de todas partes del mundo. La Garganta del Diablo presenta una vista imperdible

Carlos Walter Barbarich / La Capital

La vieja rivalidad futbolera entre brasileños y argentinos no sólo se limita al campo de juego sino que también se traslada a las emblemáticas Cataratas del Iguazú. Para nuestros vecinos, ellos tienen la mejor vista panorámica de la séptima maravilla mundial, mientras que nosotros las sentimos de un modo inigualable e irrepetible.

En rigor, es cierto que desde el lado de Brasil se ve la imponencia del fenómeno y desde nuestra costa uno puede llegar a emocionarse cuando tiene delante de la vista la inmensa masa de agua que cae sin piedad desde ochenta metros de altura. Un espectáculo único es el salto Garganta del Diablo (ubicado en territorio nacional).

Ambos países explotan el fenómeno por igual y prueba de ello es que es el tercer destino turístico más visitado en Brasil, detrás de Río de Janeiro y Camboriú. En la Argentina sucede algo similar ya que es uno de los destinos preferidos por los visitantes, fundamentalmente por extranjeros.

Para el operador turístico rosarino, Alejandro Calabrese (Lapataia), "Cataratas se convirtió en los últimos años en un fenómeno de visita que no descansa. Si bien hay meses más fuertes que otros, lo cierto es que de punta a punta del año no paran de llegar turistas de todas partes del mundo".

Este espectáculo único de la naturaleza se originó hace 200 mil años y se ubica en la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú. Una falla geológica producida en el cauce el río Paraná hizo que la desembocadura del río Iguazú quedara convertida en una abrupta cascada de 80 metros de altura.

Esta gran cascada original, se ha convertido en dos grandes arcos sinuosos de 2.700 metros de extensión. Siendo el salto más imponente del conjunto, la Garganta del Diablo, de 80 metros de altura. Según el río, posea más o menos caudal, se pueden admirar entre 160 y 260 saltos, que en términos medios serían unos 1.500 metros cúbicos de agua por segundo.

El conjunto de los saltos alcanza una longitud de 2.700 metros, de los cuales 2.000 se hallan en el lado argentino del río. Luego de salvar el gigantesco escalón, el Iguazú inferior, cuyo ancho se ve reducido a unos 80 metros, corre entre las altas barrancas.

La violencia de la caída produce una niebla permanente, en la cual los rayos solares conforman múltiples arco iris de insuperable belleza. La mayoría de los saltos se encuentra en territorio argentino.

Más allá de las explicaciones geológicas del fenómeno, nos son pocos los que le atribuyen la mano de Dios en semejante acto. Para el turista rosarino Ricardo no hay dudas al respecto. "Esto es una de las pruebas de que Dios existe, nadie salvo él podría haber realizado algo tan perfecto como las Cataratas del Iguazú".

La llegada hasta la Garganta del Diablo requiere de una caminata por senderos y pasarelas en donde se puede apreciar la fauna y flora del lugar. En el trayecto se atraviesan varias cascadas pequeñas y se pueden cruzar animales un tanto extraños para el común de la gente.

A pocos metros de la Garganta del Diablo uno comienza a oir el ruido del agua que estrepitosamente cae desde las alturas aunque nada hace presagiar el inconmensurable fenómeno. Sólo en el mirador se observa en plenitud.

Describirlo con palabras es un tanto difícil, trasladar las sensaciones, más aún, pero contemplarlo en vivo y en directo, lo que se siente requeriría de un solo consejo; hay que ver para creer lo que son las cataratas. Estando en ese lugar se toma dimensión de lo que significa esa "falla geológica".

El Parque Nacional Iguazú, creado en 1934 por la Ley 12.103, posee alrededor de 67.620 hectáreas que fueron declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad en 1984 debido a su belleza y a la gran diversidad biológica de la selva subtropical. Allí se encuentran las cataratas.

Este santuario natural ubicado en el extremo NE de la República Argentina, con lluvias y temperaturas benignas (15º C de media en invierno y 30º C de media en verano) conforma un ambiente cargado de humedad, casi sin viento debido a la frondosa cúpula vegetal.

Allí uno puede encontrarse con una flora autóctona de más de 2.000 especies: frondosos helechos, bromelias, orquídeas, palmeras y gigantescos árboles que sirven de soporte a una gran variedad de enredaderas trepadoras, que proveen permanentemente de frutos que atraen a monos, coatíes, venados y tucanes.

Conviven 450 especies de aves, las que se exhiben sin timidez en las primeras horas de la mañana y al atardecer, pudiendo observarse con facilidad tucanes, urracas, teros, loros y los increíbles vencejos, esta última especie exclusiva del área de las Cataratas del Iguazú.
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Industria nacional. El conjunto de los saltos alcanza una longitud de 2.700 metros. La mayoría se encuentra en territorio argentino.

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