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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Lucha. Durante 19 años los pobladores gestionaron las escrituras de los terrenos donde edificaron sus casas
La auténtica fiesta de los vecinos que impidieron el remate de su pueblo
Tras los actos protocolares, los habitantes de Los Amores celebraron con asado y brindis la batalla ganada

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Los Amores.- Casi no hay nadie que desconozca la historia de esta comunidad del departamento Vera que queda a 650 kilómetros de Rosario, cuyo acceso es un camino de tierra de 150 kilómetros de extensión, en una zona en la que hace 18 meses que no llueve.

El drama de este pueblo que iba a ser subastado tuvo un final feliz porque el gobierno cumplió su promesa de otorgar el título de propiedad de los terrenos donde 45 familias emplazaron sus casas, los cuales estuvieron a punto de rematarse porque su antiguo dueño sufrió un embargo. El agravante se dio porque los vecinos sólo contaban con boletos de compraventa porque no pudieron costearse la transferencia.

La buena noticia ameritó una fiesta pública sin precedentes en esta población de apenas 1.500 habitantes, en donde no hay comercios, bares ni confiterías. No existen cabinas telefónicas e Internet. No se puede comer afuera porque no hay restaurantes, tampoco cines ni locales que alquilen películas. No tienen hoteles y casi nunca vienen forasteros.

Pero desde las primeras horas aquel día de celebración comenzaron a llegar las traffic con periodistas, el colectivo con la banda de música, las camionetas y los autos con choferes conduciendo funcionarios. En realidad varios días antes había comenzado el trajín en el polideportivo y el local de la comuna -que también estuvieron amenazados por el remate- con el acondicionamiento para la ocasión.

Cerca del mediodía el gobernador Jorge Obeid llegó al lugar donde lo esperaban el presidente comunal, ministros, legisladores, casi un centenar de funcionarios, intendentes de pueblos cercanos y los mismos pobladores, que desde temprano se acercaron a la entidad deportiva ubicada a la vera de la vía del tren abandonada.

Vestidos de gala, se acomodaron exultantes en las sillas al rayo del sol. Se divertían viendo sufrir a los funcionarios llegados desde la capital provincial, desacostumbrados al inclemente febo norteño.

Lo demás fue como lo contaron los diarios, la radio, la televisión y el gobierno. Obeid entregó los títulos de propiedad, hubo aplausos y lágrimas. A cada nuevo propietario le regalaron una bandera de la provincia. Después hubo discursos y agradecimientos.

El gobernador, impresionado al ver a varios firmar el título de su propiedad a través de su impresión digital, prometió llevar el programa "Yo sí puedo" para que la gente aprenda a leer y escribir en pocos meses.

El padre Tomás Sphangero bendijo a los nuevos propietarios e imploró al cielo por todos. También tomó la palabra Don Menardo Ojeda de 79 años, uno de los habitantes más antiguos y tal vez el último empleado de La Forestal con vida en la zona. Tras el acto, hubo un agasajo oficial organizado por la comuna y ya con las primeras horas de la siesta el pueblo fue quedando otra vez en silencio.

Pero en la otra punta, cerca del cementerio que también se salvó del remate, en la casa de Adela Miño comenzaba el festejo genuino, sin protocolos. En el amplio patio de tierra bajo un techo de jazmines, los vecinos que recibieron sus títulos se juntaron para celebrar junto a sus invitados especiales: el padre Tomás, los doctores Gabriela Contepomi y Horacio Capurro de la Fundación Servicio Jurídico Solidario, el Defensor del Pueblo de la provincia, Carlos Bermúdez y media docena de periodistas.


La lucha
Rodeando una extensa mesa se comió asado y ensalada en medio de brindis y recuerdos de 19 años de lucha, que comenzó en ese mismo patio, cuando llegaron abogados del Servicio Jurídico Solidario en misión -de la Iglesia Católica de Reconquista- que recorren las poblaciones ofreciendo asesoramiento gratuito a la gente. Ese día Alberto Gianneschi (actual secretario de Trabajo de la provincia) atendió a don Menardo Ojeda, quien quería saber por qué no podía escriturar su casa.

"Gianneschi advirtió allí que había irregularidades. Hablando con otros vecinos notamos que esas situaciones se repetían. Esto era común en las tierras dejadas por La Forestal. Desde entonces empezamos a trabajar buscando que el Estado interviniera porque de otro modo sería imposible, ya que para estos trámites de regularización dominial se necesitaba dinero que ninguno de los vecinos poseía", relataron.

Por eso en 2004, cuando llegó la amenaza de remate, la desesperación fue mayúscula. "Nos enteramos de que el defensor del pueblo visitaría Vera y fuimos a verlo. Le contamos que medio pueblo estaba embargado. Nos aseguró que nos ayudaría y felizmente lo hizo".

El caso tomó estado público y entonces el gobernador Obeid asumió el compromiso de dar una solución. "El defensor nos armó una reunión con el escribano mayor de gobierno y los doctores Javier Robaina y María Inés Mussio de Promoción Comunitaria, quienes trabajaron incansablemente estos dos años haciendo estudios, mediciones, mensuras, acuerdos para levantar los embargos. Esa fue la historia de 19 años", resumió Contepomi.
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EL gobernador Obeid entregó las escrituras a los lugareños.



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