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domingo,
08 de
octubre de
2006 |
Derechos humanos. Estela de Carlotto revela entretelones de su reunión con el presidente
Carlotto: "Le pedimos a Kirchner un gran juicio tipo Nuremberg"
La titular de Abuelas está preocupada por el caso López y no trepida en criticar la posición de Hebe de Bonafini
Rodolfo Montes / La Capital
En la nueva casa de la calle Virrey Cevallos al 500, en el barrio de Monserrat, las Abuelas de Plaza de Mayo por fin disfrutan de las comodidades necesarias para el trabajo. Que es intenso, delicado y perseverante. Desde el hall central se accede, por caso, a un cuarto especialmente acondicionado para los jóvenes "con dudas". Son las consultas permanentes y crecientes que recibe Abuelas de argentinos nacidos en los años de plomo y sospechan de su identidad.
"Para preservar la privacidad", explicó Estela de Carlotto, la titular de la casa, a La Capital. Sobre todo después del boom televisivo Montecristo, que incrementó las consultas. "Estamos encantados con el programa, los guionistas nos interrogan permanentemente", confió.
-¿El caso López volvió a traer tensiones serias justo cuando se disfrutaban algunos logros luego de 30 años de lucha?
-Estos personajes no están terminados, aunque hayan perdido todo el prestigio social. Tienen poder económico, son corporativos y cerrados, y nunca dejaron de dar algunos signos de su existencia: a mí me quisieron matar hace cuatro años, en mi propia casa. Dispararon con armas de guerra, atravesaron la puerta de entrada. Eran los 3.45 y no me mataron porque tardé unos segundos en levantarme. Además, es bastante común que llamen por teléfono a las Abuelas y les digan: "Usted es la madre de fulano de tal, yo tengo noticias de su hijo". Crean ilusiones falsas, inventan historias de supervivencia fraguadas.
-Sin embargo, es evidente el recrudecimiento de un clima de tensión.
-Es que ahora cayeron las leyes de impunidad y los juicios efectivamente han comenzado. Se desempolvaron las megacausas. Ellos tratarán de parar los juicios como sea. Secuestrando a alguien, matando, metiendo miedo. Pero jamás lo van a lograr. El desencadenante es López, pero han sucedido episodios serios en Córdoba -ataque a una abogada de Abuelas, con golpiza incluida en su propio estudio-, boicotearon nuestra página de Internet destruyendo archivos y correos electrónicos, además de la oleada de amenazas telefónicas, incluso contra mi persona.
-¿La marcha del viernes pasado tuvo por objetivo superar una experiencia poco grata como fue la movilización convocada una semana antes?
-Ahí fueron consignas contra el gobierno, y los organismos marchamos a la cola. Planteamos una movilización amplia, pusimos condiciones: no a las consignas políticas que nada tienen que ver con el objetivo que nos reúne. Buscamos verdad, buscamos justicia, buscamos a Julio.
-¿Qué habló con el presidente antes del acto?
-Está muy preocupado por López, y toda la estructura del Estado está ocupada en el caso. Pero, hasta hoy, son todas especulaciones, no hay nada certero. Es el silencio de los mafiosos y la preocupación es que López no aparezca nunca.
-¿Usted tiene un mal presagio?
-No, yo siento que está en algún lado, aunque no tengo la bola de cristal. Simplemente rescato cosas que dijo la familia sobre su personalidad. Es un hombre introvertido, un hombre especial, con poco diálogo con la familia. Que además es un hombre que se movilizaba de manera independiente, pagaba sus cuentas, aunque padece de mal de Parkinson.
-¿Piensa que López está secuestrado o se pudo haber perdido?
-Se fue de jogging y con zapatos borceguíes, que no es un atuendo típico para ir a la ciudad. Debió ir a encontrarse con una de las testimoniantes a escuchar el alegato, la condena. Pero no fue. Y tampoco se vistió para esa actividad. O sea que algo elucubró. Hay tres personas que lo vieron en las inmediaciones.
-Si no fue a la cita, ¿dónde fue?
-El hijo de López le dijo al presidente que en otra oportunidad su padre se había ido al campo, a lo de un amigo, en Tres Arroyos. Tal vez esté aislado en algún lugar, sin medios de comunicaciones, y no sepa del revuelo que hay en todo el país, que lo está buscando. Yo me inclino por esta hipótesis, pero no descarto para nada el secuestro.
-¿Espera alguna acción distinta del presidente Kirchner? ¿Le pidió algo?
-Está haciendo muchas cosas. Igualmente creo que una buena idea sería constituir un gran juicio, único para todos estos casos, tipo Nuremberg, todo a la vez y rápido. Yo no soy especialista en el tema, pero entiendo que es una posibilidad que el gobierno está evaluando para evitar que los testimoniantes tengan que ir muchas veces a declarar. Porque además, por lo visto, puede resultar riesgoso para quienes quieren aportar datos.
-¿Cómo vio el acto de plaza San Martín, el de los familiares de víctimas de la guerrilla de los setenta?
-En términos políticos es una provocación, pero lo pueden hacer, pueden recordar a sus muertos. Lo que no pueden hacer es apología del delito, ni de los terroristas Videla y compañía. No pueden ir por afuera de la legalidad.
-El caso López motivó distintas interpretaciones, algunas polémicas, como las de Hebe de Bonafini.
-Son expresiones que rechazo, no las comparto. No se puede victimizar a la víctima, o si tiene policías en la familia o si vive en un barrio de policías. López fue una víctima, y se atrevió a testimoniar después de 30 años. Dice cosas (por Hebe), y uno podría retrucar: bueno, que las pruebe. Está manchando a una persona (López). En Abuelas tenemos un modo de trabajo entre todos, en cambio esta señora (Bonafini) trabajó sola. A veces nos confunden, o surgen comparaciones que nos molestan. A mí me duele, ella, como yo, también es una madre de desaparecidos. Pero esto es así, desde hace veinte años que tomaron un camino diferente.
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Fotos
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Carlotto recibió a La Capital en la casa de Abuelas.
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