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domingo,
08 de
octubre de
2006 |
Tiro Federal rescató un empate aunque siempre buscó ganar
Mauricio Bartoli / Ovación
Las leyes físicas establecen que las fuerzas similares contrapuestas se neutralizan. Ese precepto, obviamente habitual en las competencias deportivas, se cumplió en Florencio Varela, en el empate en uno que cosecharon Tiro Federal y Defensa y Justicia. Los dos querían ganar y ninguno lo logró. En definitiva, nadie quedó conforme, pero los Tigres valoraron algo más el punto porque fue de visitante y remontando una desventaja.
Los verdeamarillos del sur bonaerense pasaron al frente cuando amanecía el partido, con gol del mexicano Moctezuma Serrato. Iban 5' y tanto antes como después de la conquista el primer tiempo fue propicio para un anodino 0 a 0.
Tan necesitados de una victoria como los rosarinos, los locales se aferraron a esa ventaja, deslucieron el trámite y los de Abratti no supieron encontrar los espacios. Todo se hizo más interesante en el complemento, porque el DT de los de Ludueña decidió probar soluciones desde el banco.
Desde el arranque entraron Bianchi por Croce y Barrionuevo por el defensor Romero para presentarse como socio de Penta. Los jugadores entendieron el mensaje y, aunque el esquema 3-3-2-2 implicaba algunos riesgos, los tres del fondo se adelantaron unos metros y respondieron con solvencia. Desde el medio para arriba se mostró una mejor actitud y, con la pelota en los pies, fueron superiores.
A los 57' hubo un rugido anticipatorio: una carambola en el área de Defensa terminó con un despeje apurado de Facundo Fernández que se fue rozando un palo. El aviso se hizo realidad a los 73', en la primera pelota que tocó Escudero, que sorprendió por izquierda y con un remate fuerte y rasante logró la merecida igualdad.
Luego, Tiro manejó el mediocampo y generó algunas jugadas interesantes, pero no tuvo la profundidad necesaria. Y con el correr de los minutos fue decayendo el ritmo; quizá porque los dos sabían en el fondo que el otro también quería dar el zarpazo. Entonces, siguieron intentando cada uno a su manera, pero con una cautela y un arsenal de mañas y discusiones con el árbitro (que derivó en un decena de amarillas y las tres expulsiones) que dejaron en segundo plano la audacia futbolística.
Sobre el final, dos salvadas providenciales de Melo y una oportuna atajada de Silvonei dejaron a los locales con ganas de más. A su vez, visto desde la óptica de los Tigres, el empate no está del todo mal, pero si el buen despliegue hubiera sido acompañado por un poco más de contundencia, podrían haber obtenido un resultado con mejor sabor.
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