Central Córdoba, un festival de fútbol y goles

Elbio Evangeliste / Ovación

Qué trillada está la frase del "ganó, gustó y goleó", pero qué bien le cae al análisis de la indiscutible victoria de Central Córdoba sobre Comunicaciones. El charrúa fue un equipo práctico, expeditivo, vistoso, contundente... Es cierto que contó con la brillantez de Bezombe y una magistral actuación de Pierani, pero de nada hubiese servido todo eso si el resto no hubiera acompañado como lo hizo. Fue 6 a 1 y la diferencia pudo haber sido más abultada todavía, pero más allá del aspecto numérico del resultado, el triunfo sirvió para instalar al equipo nuevamente en lo alto de las posiciones y no coartar las ilusiones que apuntan al título, tal vez lo más importante.


Con el resultado puesto más de uno podría decir que el de ayer fue un rival de poca monta, pero es allí precisamente donde reposó una de las principales virtudes de Córdoba: en no dejar jugar nunca a un equipo que llegaba entonado por dos victorias consecutivas, la última ante el líder Morón.
Claro que para que ello sucediera, mucho tuvo que ver el tempranero tiro libre que Bezombe (13') metió contra el palo izquierdo de Giordano. Igual, antes de ello, la manija charrúa ya había metido alguna que otra pincelada de fútbol. Los 30 minutos posteriores parecieron sobrios porque ni Pizzella (se demoró en definir), ni Armani (estrelló un tiro en el palo), ni el propio Bezombe (definió muy alto) mostraron certeza, cosa que sí hizo Pierani a dos del final de la primera etapa cuando sacó provecho del mano a mano con el arquero visitante.

La pata flaca del equipo estuvo en algunas distracciones que aparecieron en los primeros minutos tras la vuelta de los vestuarios, como por ejemplo la que desembocó en el cabezazo de Matos que acortó la diferencia. Pero fue apenas un espejismo. Porque la lucidez de Bezombe siguió intacta, los aportes de Acosta, Pizzella y Farré se acentuaron. Ni hablar de la peligrosidad que Pierani metía cada vez que encaraba pelota al pie.

Ya a los 14' Pierani comenzó a darle al partido la fisonomía que merecía. Corrida larga en una contra espectacular y a cobrar. Tres minutos más tarde llegó una excelente triangulación que finalizó con el toque de emboquillada de Bezombe.

El partido no daba para más. A tal punto que todos pedían por el gol de Armani (volvió tras una lesión) que nunca llegó. Igual aparecieron Daniele (otra vez entre Bezombe y Farré desequilibraron por derecha), a los 31', y Raschetti (Pierani participó en la jugada previa), a los 45', quien metió un zapatazo al ángulo para convertir algunas de las tantas situaciones que generó el charrúa.

Con ese gol el banquete charrúa llegaba a su fin sin que nadie reclamara nada más. Tampoco había motivos para hacerlo. Se jugó muy bien, se ganó y con una soberbia goleada como yapa. Una verdadera panzada de fútbol y goles que aporta sólo tres puntos, pero que agiganta el sueño de fondo.