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domingo,
08 de
octubre de
2006 |
Opinión
Opinión: Fútbol, violencia e hipocresía
Luis Alberto Yorlano / Especial para Ovación
Para solucionar los problemas de la violencia en el fútbol primero se debe asumir que muchos tipos de violencia están enquistados en la vida de los argentinos. Hace muchos años y la mayoría de los que transitan por esta sociedad, permanentemente pagan peaje en las calles y en los semáforos. Nadie se mete, la víctima puede gritar hasta mañana que la gente pasará a su lado haciéndose la distraída y nadie quiere ser testigo de lo que está observando. Para erradicar la violencia de las canchas se debe asumir el rol que corresponde a cada uno de los que convivimos con este flagelo en esta sociedad argentina que nos tocó vivir y dejar de lado el "no te metas".
Todos tienen soluciones para los problemas de los demás, menos con los suyos. Como dice el refrán "ven la paja en el ojo ajeno". Nadie se siente responsable de la inseguridad. Producen exclamaciones de terror cuando algo sucede, pero nada hacen para tratar de evitarlos. Comentan algunos entendidos, que las leyes están, que hay que aplicarlas. Mientras algunos policías aseguran "los que detenemos, en horas están nuevamente en las calles y nosotros con juicios administrativos".
Retomando el tema de la violencia en el fútbol, tendríamos que investigar un poco más, para saber cómo llegaron estos muchachos a los clubes. Los dirigentes actuales la heredaron. Pero lo más grave que el opositor de Grondona, y el más firme candidato para relevarlo es Raúl Gamez, barra de Vélez. Claro podrá decir que ellos no eran como los de hoy. Y porqué el apodo de Pistola entonces. Afirmará que antes se peleaban por una entrada, el choripán y unos pesitos para pagar al camión que lo llevaría a la cancha, pero el modo operandis era casi igual.
Y desde aquellos años hasta hoy nada se hizo. Y lo más grave desde hace treinta años se viene discutiendo cuál es el camino que se debe tomar. El derecho de admisión, no, porque es inconstitucional. No deben ir presos, porque su accionar le compete al juez de falta y no correccional. Hay que sancionar a los clubes, con la quita de puntos. Grondona dice que los puntos se pierden y se ganan en la cancha. Suspensión de canchas, no sirve. Pero lo más gracioso es observar que, aún ingresando con armas de fuego a un estadio, sólo se le toma declaraciones y a las hora está libre, y cuando se pregunta el por qué responden porque no usó el arma.
¿Se puede saber más allá de anunciar la cantidad de policías que compondrán el operativo, qué otra cosa se hace para evitar la violencia en el fútbol? Y lo más grave. Si las barras en el fútbol están perfectamente individualizadas por sus nombres y quienes las componen y sabiendo que el objetivo es extorsionar, amenazar y son más de tres y tienen un jefe y se constituyen para cometer delitos indefinidamente, ¿no es una asociación ilícita? Dicen algunos abogados que es muy difícil comprobar, pero nadie lo intenta La solución, para detener a los que delinquen en las canchas son las cámaras de televisión que fueron colocadas en los estadios. Algunas son de muy buena calidad, otras son cámaras fiestas colocada en algunos postes. La viveza criolla siempre tiene vigencia. Pero sigamos haciéndonos los vivos, mientras los violentos nos ganan por goleada. Y otra pregunta: ¿La violencia es negocio sólo de los barras o de alguien que mira para otro lado para no perder algunos privilegios? l
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