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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Cosmética
Oscar Mulet: "El maquillaje puede ser un aliado o un enemigo"
Fue el maquillador de las divas del cine y la televisión nacional. En plena actividad, confiesa ser un apasionado de la estética y da algunas claves para lucir espléndida

Florencia O'Keeffe / La Capital

Con un pincel, un rubor, un lápiz labial y una máscara de pestañas las mujeres pueden hacer maravillas o transformarse en una caricatura. Oscar Mulet, prestigioso maquillador argentino y uno de los referentes en la materia, afirma que "el maquillaje puede ser un aliado o un enemigo". El especialista, que tuvo en sus manos la tarea de embellecer a divas de la talla de Mirtha Legrand, Luisa Kuliok y Nacha Guevara, y que participó como maquillador en una decena de películas nacionales, entre ellas la que acaba de filmar Fito Páez en Rosario, se confiesa amante de la estética desde su adolescencia y destaca que para estar espléndidas, "muchas veces, menos es más".

En esta nota desanda su experiencia en esta carrera que le permitió, entre otras cosas, maquillar a Antonio Banderas, viajar por el mundo y dedicarse a otra de sus pasiones: la docencia.

-¿En qué momento de su vida nació su interés por la estética?

- Lo llevo en la sangre. Si no, cómo se explica que a los 7 u 8 años miraba los programas de Narciso Ibáñez Menta y me enloquecían las caracterizaciones, las transformaciones; prefería ver eso a los dibujitos. A los 16 años ya me había vinculado con un gran maquillador, Horacio Pizzani, que justamente trabajaba con Ibáñez Menta y con todos los grandes de la época de oro de Canal 9. Además, cuando rememoro mi infancia, las imágenes que vienen a mi mente son las de mi madre y mis tías, todas señoras muy paquetas. Las recuerdo con sus labios rojos, maquilladas, espléndidas. Pero además del amor que siento por la profesión, entendí desde chico que me tenía que preparar en serio. Estudié el secundario en Bellas Artes; después, durante dos años, hice una carrera de maquillador que ya no existe, y terminé con un promedio de 9.75. Me formé también en Estados Unidos y en Francia, y siempre que puedo hago cursos y participo de seminarios con los más grandes. Hace poco estuve con el maquillador que se encarga de las grandes estrellas de Hollywood en la alfombra roja de los Oscar.

- Imagino que no era común que un joven tuviese interés en este tipo de trabajo...

- No claro, no era frecuente. Ahora es cada vez más común. En mi estudio tengo alumnos muy jóvenes. Yo los veo y me siento reflejado...

- ¿Se considera un adicto al trabajo?

- Sí, dediqué buena parte de mi vida a la profesión y descuidé mi vida privada por esta carrera. No me arrepiento, pero desde hace algunos años cambié. Tengo una hija de 17 que me necesita y con la que deseo compartir muchas cosas. Pero sigo siendo un gran apasionado. El otro día terminé de filmar con Fito Páez, "¿De quién es el portaligas?" y cuando lo veía trabajar me recordaba a mí por su energía, por sus ganas y por su entrega...

- ¿Está pendiente de la estética siempre?

- Y sí. No lo puedo evitar. Soy adicto a la TV. Chequeo el maquillaje de la conductora del noticiero hasta el de la protagonista de la serie con más rating. No puedo despegarme de mi ojo clínico. Me encuentro con amigas por la calle y me dicen: "No me mires, no me mires", porque saben que les estoy sacando una fotografía ... Me imagino enseguida cómo les cambiaría el look, qué les quedaría mejor. Me pasa siempre...

-¿Hay algo de su trabajo que le gusta más?

- Eso ha ido cambiando... Ahora me encanta maquillar novias, me gusta porque no es sólo el maquillaje; con las novias sos maquillador, contenedor, un poco psicólogo; sos el cura que escucha las confesiones (risas). Con ellas, en un momento tan especial de sus vidas establecés un vínculo muy estrecho. Yo las asesoro hasta en el perfume que se tienen que poner y dónde. También me divierte dar clases. Me fascina especialmente cuando lo hago fuera de Buenos Aires, y no me avergüenza decirlo. Vivo en pleno centro de la Capital, pero me encanta el interior.

-¿Qué tiene de especial el interior del país?

- La gente respeta más esta profesión; los que se dedican tienen más ganas de aprender, más inquietud. Valoro el sacrificio que hacen por estudiar. Me encanta encontrarme con gente así.

-¿Es de los que detectan a los futuros profesionales del maquillaje, a los futuros número uno?

- Me doy cuenta con facilidad los que van a jugar en las grandes ligas. Sé quién es el que estudia porque sí, porque no se le ocurre otra cosa, y sé quién es aquel que lo hace porque lo apasiona. A los que descubro con talento los aliento para que no aflojen. Descubro chicos talentosos que son realmente muy jóvenes. Suelen ser los más dedicados y creativos; aprendo mucho de las nuevas generaciones. También me gusta transmitirles que esta carrera es como la medicina, no se termina nunca. Lo que aprendiste el año pasado ya no sirve.

-Ya que nombró la medicina, ¿qué importancia se le da hoy al maquillaje en relación a la salud?

- Todas las nuevas líneas están asociadas a la salud. El maquillaje actual ayuda a mejorar la calidad de la piel. Las argentinas están cada vez más conscientes de que primero está la piel cuidada, porque los productos ayudan a que esté saludable. Las mujeres saben que hay que tomar muy poco sol. Por ejemplo, todas las bases de mi línea cosmética tienen protección solar e hidratantes. Es importante el asesoramiento, buscar lo que a cada una por su tipo de piel le sirve. Actualmente, el trabajo de maquillador, médico y cosmetólogo están cada vez más vinculados.

-¿Cuál es la tendencia en maquillaje para esta temporada?

- Hoy las líneas de maquillaje son muy distintas entre sí. Y eso es bueno. A mí, en lo personal, me gusta el maquillaje súper transparente, natural, luminoso. Vienen los tonos dorados, cobre, celestes y beiges. Cuando lanzo una nueva propuesta no pienso en la mujer en general, pienso en la argentina.

-¿Y qué se usará el año que viene?

- Esto es primicia absoluta (risas). El negro va a ser súper importante; después no faltarán el verde inglés, el azul francia y el plata sobre el negro. La boca muy luminosa; los pómulos rosas satinados. Y sobre todo, una piel que se vea limpia, bella, con un bronceado muy light, neutro; la idea es usar muchos productos pero que cuando vos mires a esa mujer pienses que está espléndida, pero casi nada maquillada...

-¿Es verdad que para lucir como las estrellas de la TV hay que tener mucho tiempo y mucha plata?

- Algo de eso hay... Para estar bárbaras hay que tomarse el tiempo suficiente, ¡pero a no desesperarse! porque hay trucos y productos accesibles que te permiten, en 15 minutos, estar bien. Yo recomiendo a la mujer moderna, que está muy ocupada, que haga un curso corto de automaquillaje. Allí aprenderán cosas que le servirán para la vida. Si sabés manejarlo, con un brillo labial, una base de efecto bronceado, una máscara para pestañas y un corrector de ojeras, no podés fallar.

-¿A qué edad deben empezar a maquillarse las mujeres?

- Cuanto más tarde mejor. Yo diría que antes de los 15 ó 16 no necesitan maquillarse. Con un brillo transparente en la boca alcanza. En la adolescencia tienen que aprovechar para mostrar la lozanía de la piel a esa edad. El maquillaje correctivo es necesario cuando hay que corregir. Los colores deben aparecer de a poco en la vida de una mujer, pero bueno, mi hija tiene 17 años y se maquilla mucho para su edad: los ojos muy negros, mucho rubor... Yo la desaliento, pero si no me hace caso mi hija, menos caso me van a hacer las otras (risas).

-¿Hay algún color preferido?

- El rojo me encanta. En la boca es un clásico. No les queda bien a todas, pero a la que le sienta bien, le queda fantástico...

-¿Cree que las mujeres, en general, saben maquillarse?

- El maquillaje puede embellecer o empeorar. Puede ser tu aliado o tu peor enemigo. La mujer no puede convertirse en un personaje, en una máscara. Muchas veces, menos es más.
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El maquillador Oscar Mulet durante su visita a Rosario.

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