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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Historia textil: entrre tramas y urdimbres

Entrecruzar fibras, trenzarlas, torcionarlas, anudarlas, volverlas a cruzar y extenderlas de mil maneras diferentes en un telar de palitos, en dos troncos paralelos sostenidos por un árbol, en un cesto para transporte de alimentos, en una malla de red para la pesca, en una canoa tejida, en una unkuña (manto ceremonial), o en una ofrenda religiosa han sido expresiones que acompañaron desde tiempos ancestrales a la humanidad.

El primer abrigo fue la piel de animales que cobijaba del frío; la primera tela estuvo constituida por tramas y urdimbres que "hablaba" de la necesidad de cubrir el cuerpo. Las fibras textiles desde su inicio significaron calidez, abrigo, afecto, es decir, envolver, contener, dar calor (de formas diferentes se fue escribiendo la historia textil con sus múltiples significados).

La maravilla y complejidad que alcanzó el tejido en el mundo andino es el resultado de un proceso que tuvo su inicio hace miles de años. Los primeros fueron simples entrelazados, trenzados con un solo elemento, sin trama ni urdimbre y precedieron al tejido en telar.

Fibras vegetales de variadas calidades se entrelazaban dando lugar a los primeros objetos funcionales para la subsistencia: transporte de alimentos, redes de pescas, cestos. En los Andes peruanos (Cueva del Guitarrero 8600 a.C.) se encontraron restos de las primeras sogas y bolsas realizadas con torsión de fibras vegetales.

En la Argentina, provincia de Jujuy, departamento de Tumbaya ( Huachichocana 7600 a.C.) se encontraron también restos de cuerdas y sogas que dan cuenta de la maestría en torsiones y utilización de fibras. En una primera etapa prevaleció la cestería, tejidos de mallas sin soporte para producir piezas a partir de una sola hebra, sin telar ni urdimbre logrando maravillosos cestos.

Con el paso del tiempo aparecen los primeros tejidos realizados con dos elementos: urdimbre y trama diferenciándose dos etapas: una anterior o pre telar correspondiente a tejidos realizados en marcos o bastidor (fueron los primeros con diseño e iconografía del cóndor y la serpiente); y otra posterior de tejidos en telar.

Las primeras telas tejidas con urdimbre y trama se tejían en el telar de cintura, llamado de esa forma porque poseía una faja que rodeaba a la cintura del tejedor para controlar con el movimiento del cuerpo la tensión de los hilos de la urdimbre. La introducción de los lisos (hilos suplementarios que levantan la urdimbre marcó un antes y un después en el mundo textil y las primeras telas).

Los cambios culturales como el cultivo del algodón y el comienzo de la cerámica influyen en la historia de los tejidos marcando simbolismos determinados por la tríada ave-felino-serpiente que a modo de lenguaje transmiten a las telas mitos y pensamientos mágico religioso.


Búsqueda pictórica
En todos los tejidos del antiguo Perú se observa una búsqueda pictórica diferente, la organización del color y un ritmo en la iconografía, expresado claramente por Ricardo Rojas en su libro "Silabario de la decoración americana" como una de las características del arte americano. El tejido andino en el año 1300 d.C. había llegado a su máximo esplendor, todas las técnicas eran utilizadas y combinadas.

Las culturas textiles posteriores que continuaron, en mayor o menor grado, retomarán esta herencia (por ejemplo los Incas recogieron una herencia textil de más de 4.000 años). Algodón, vicuña, alpaca, llama, pelo de murciélago, fibras vegetales y a veces hasta pelo humano se utilizaron como materia prima para la creación de telas tanto a nivel masivo como para los gobernantes.

Las primeras aparecieron dando testimonio del momento social y cultural que le dieron origen: cada icono tramado, la disposición en la tela, los colores utilizados y los materiales seleccionados para tejer dejaron su impronta en forma de textos que pueden ser leídos porque cuentan la vida cotidiana, política y religiosa de los habitantes del suelo americano (en ausencia de un registro escrito, la imagen pictórica se transforma en lenguaje).

Esas maravillosas telas actualmente se pueden ver en los museos de diversas partes del mundo y apreciar la maestría, la perfección técnica y el colorido extraído de las plantas que aún sobrevive al paso del tiempo, y nos devuelve la memoria de los antiguos saberes del universo andino. El valor del tejido quedó evidenciado por el comportamiento de los caciques incas que trataron de evitar que los textiles cayeran en manos de los españoles.

En el presente, los tejedores son testimonio de la herencia andina invocando en cada sonido de los hilos el retorno del telar ancestral que no conoce fronteras, y se filtra en cada creación.

Claudia Goldin - Artista textil

www.claudiagoldin.com.ar
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