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 domingo, 08 de octubre de 2006  
Cocina: sabores de vida

Quique Anfreini / La Capital

Mi querida amiga, tanto la variedad como el equilibrio, son los principios que deben orientar la confección de un menú diario. Hoy le propongo un pastel de brócoli, pejerrey al roquefort y como "broche de oro" un riquísimo postre típico de la cocina italiana.


Pastel de brócoli
Ingredientes para la masa:

  • 500 gramos de harina

  • 200 gramos de manteca

  • agua fría

    Para el relleno:

  • 100 gramos de jamón cocido

  • 2 cucharadas de harina

  • 2 cucharadas de manteca

  • 200 gramos de crema de leche

  • 1 taza de caldo de verduras

  • 2 yemas de huevo

  • 2 cucharadas de queso rallado

  • 500 gramos de brócolis hervidos

    Haga la masa poniendo sobre la mesada la harina en corona, en el centro la manteca en trocitos y vaya formando la masa incorporándole agua fría hasta obtener un bollo tierno (o puede comprar una masa hojaldrada). Deje reposar y comience a preparar el relleno salteando en una sartén profunda el jamón cocido picado, la harina, la crema de leche y el caldo.

    Retire del fuego e incorpore las yemas y el queso. Condimente a gusto. Estire la masa y forre un molde para tarta, deshaga los brócolis, colóquelos en el fondo y vierta la crema de ligue.

    Cubra con el resto de la masa (por eso se llama pastel y no tarta) pinte con un huevo batido y lleve a horno precalentado unos 30 minutos.


    Pejerrey al roquefort
    Ingredientes:

  • 4 filetes de pejerrey

  • 150 gramos de queso roquefort

  • 150 gramos de crema de leche

  • 2 cebollas

  • 2 tomates

  • sal y pimienta

    Condimente los filetes y colóquelos sobre una placa para horno enmantecada. Coloque sobre los filetes aros de cebolla y rodajas de tomate.

    Forme una pasta cremosa con el roquefort y la crema de leche, condimente y vierta sobre los filetes.

    Lleve a horno durante 30 minutos aproximadamente (depende del tamaño de los filetes).


    Tarantela
    Ingredientes:

  • 500 cc de leche

  • 100 gramos azúcar

  • 7 huevos

  • 3 manzanas

  • canela

  • esencia de vainilla

    Ponga en una cacerola la leche junto al azúcar, y caliente hasta que tome punto de hervor. Retire y perfume con la esencia de vainilla. Bata los huevos, vierta la leche y mezcle.

    Acaramele un molde Savarín (el que tiene un agujero en el medio), acomode en el fondo las manzanas peladas, cortadas en rodajas y perfumadas con canela.

    Vierta el flan con mucho cuidado para no despegar del fondo las rodajas de manzanas. Cocine a baño María hasta que el flan esté firme. Deje reposar y desmolde. Puede acompañar con un copete de crema chantilly o dulce de leche.

    Una variante es cubrir el molde acaramelado con rodajas de pan lactal sin corteza, una capa de manzanas, un poco de flan para que ligue, otra de pan lactal, otra de manzanas y por último el flan.


    Había una vez...
    Cuentan que hace mucho se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y a la mujer; planearon hacerlo a su imagen y semejanza, entonces uno de ellos dijo: "Esperen, si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza, van a tener un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia igual a la nuestra, debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros, de no ser así, estaríamos creando nuevos dioses. Debemos quitarles algo, pero, qué les quitamos?" Después de mucho pensar uno de ellos dijo: "¡Ya sé! vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren jamás". Los dioses uno a uno propusieron diversos lugares cayendo en cuenta que por ser inteligentes siempre la iban a encontrar. El último de ellos que había permanecido en silencio escuchando atentamente las propuestas, analizó cada una de ellas y dijo: "Creo saber dónde esconderla para que realmente nunca la encuentren". Todos asombrados preguntaron al unísono: "¿Dónde?" "La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola afuera que nunca la encontrarán". Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.
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