Monseñor Mollaghan suplicó por la paz en una patria donde no haya divisiones

Día de la Virgen: una homilía con un pedido de reconciliación

El arzobispo local rezó también por los indigentes y los más desprotegidos de la sociedad

El arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, suplicó ayer "por la paz en nuestra patria", para que "no haya divisiones, ni se falte a la convivencia pacífica, y nunca se menosprecie el valor de las instituciones" ni de quienes las componen. Mollaghan hizo este pedido luego de una semana de tensión entre el gobierno y la Iglesia. Y aprovechó su homilía por el Día de la Virgen del Rosario para acentuar su discurso social: llamó a promover "el bien de todos", sobre todo de "las personas más humildes y empobrecidas".

Más que cauteloso y sin ninguna mención explícita, la máxima autoridad del Arzobispado local se puso en sintonía con un discurso pacificador, luego de que voceros de la Iglesia y del gobierno nacional intercambiaran fuertes acusaciones (los unos dijeron que el presidente promovía la discordia, los otros que las iglesias eran usadas como unidades básicas y hasta que el diablo también está en las sotanas).

"Una Nación es una comunidad de hombres y mujeres que comparten muchos ideales, pero sobre todo una historia, una cultura y un destino común. Aceptamos muchas diversidades, pero ciertamente todo nos hace volver a la raíz del amor que teje la convivencia social entendida siempre como un llamado de Dios", dijo Mollaghan. "Los argentinos, tanto los creyentes como todos los hombres de buena voluntad, podemos preguntarnos si queremos realmente asumir con responsabilidad nuestra parte, la que nos toca, en la reconstrucción de la Nación", propuso, en un discurso congregante, ecuménico.

Así pasaron los festejos por el Día de la Virgen del Rosario, que este año coincidió con el 65º aniversario de su imagen. Los fieles repitieron la tradicional procesión desde la catedral, que partió a las 16.30 y marchó hasta la plaza de la Coronación. Según los organizadores, la marcha congregó a unos 5 mil fieles.

Allí estaban Inmaculada Véndola, de 68 años, quien fue para pedir por trabajo para sus hijos y por la paz. Y su hermana Filomena, de 71, quien agradeció todo lo que recibió de la virgen, igual que Miguelina León, de 57.

Fue el padre Ignacio Peries el encargado de rezar el rosario en toda la procesión, y el mismo Mollaghan el de presidir la santa misa. El arzobispo pronunció una homilía de fuerte contenido mariano, llamando a escuchar la enseñanza de "un nuevo estilo de vida, en el que se reconozca a Dios como centro de la realidad y de la vida personal".

Luego abogó por el sentido profundo de la paz, renovando el pedido del Papa Benedicto XVI en favor de la humanidad, "para que haya siempre un camino de diálogo abierto, respeto y verdadero entendimiento entre los pueblos y las confesiones".

Así, circunscribió esa súplica a la Argentina, "no sólo para que no haya guerras, sino para que tampoco haya divisiones entre nosotros, ni se falte a la fraternidad, ni a la convivencia pacífica, y nunca se menosprecie el valor de las instituciones y de cada una de las personas que las componen".

Después volvió sobre la gran deuda social del país. "Debemos promover el sentido del bien común, de la responsabilidad para alcanzar el bien de todos, de un modo preferencial, pensando también en el bien de las personas más humildes y empobrecidas, sobre todo los desocupados, los excluidos, los indigentes y los que padecen hambre. Para crecer como Nación debemos atender debemos atender a los que más sufren, a los mayores sin salud, a los adultos sin trabajo, a los jóvenes sin educación y sin futuro, y a muchos niños sin alimentos", enfatizó.