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domingo,
25 de
junio de
2006 |
Opinión: Así viví el partido
Luis A. Yorlano (desde Alemania)
Mi posición en la punta del pupitre en el estadio me hacía receptor de los conceptos de mis colegas. Uno decía: “Este partido se gana con hu...”; otro que “Riquelme esta muy lento, ¿se animara a sacarlo?”. Estábamos en el entretiempo, México y Argentina se iban a los vestuarios con un pobre empate. Márquez a los 6 minutos nos dio un cachetazo y Crespo anticipó y con la punta del botín logró poner las cosas como al principio.
Hay errores para corregir: Mascherano hizo marca personal sobre Fonseca y perdimos en el medio. México se hizo ancho y tuvo más la pelota. La selección no lastimaba, se diluían los volantes, Saviola no estaba como en otros partidos y a Crespo no le llegaba una.
Los segundos 45' arrancaron sin cambios. México siguió concentrado. Argentina era lenta.
Miré en el banco y nadie se movía. El equipo seguía sin levantar cabeza, salvo Maxi Rodríguez, que intentaba algo, y Crespo, que las corría todas, pero no alcanzaba.
Ya 20 minutos y México empezó a cansarse. Entraron Tevez por Crespo y Aimar por Cambiasso.
Los cambios buscaban recuperar el juego. Momentos después entró Messi por Saviola.
Alargue. Bombazo de Maxi. Los argentinos empiezan a palpitar que si los aztecas fallan se viene el tercero, pero México no afloja.
Estábamos viendo el mejor partido del Mundial y faltaban 15 minutos. Argentina era más pero la diferencia era poca.
¡Mama mía! Lo que hacen entre Tevez y Messi y casi a cobrar...
Casi grito ¡la hora!
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