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 domingo, 25 de junio de 2006  
Símbolo de celebración
Otra vez los bares fueron copados y el Monumento fue el lugar elegido para festejar

Mariano Bereznicki / Ovación Mundial

Ni bien sonó el silbato final del árbitro suizo, se abrieron las puertas de miles de hogares y decenas de bares, y los hinchas albicelestes comenzaron a marchar hacia la vera del Paraná para extender en las cercanías del imponente espejo de agua el festejo nacional. Con el Monumento Nacional a la Bandera de fondo, los rosarinos se congregaron como buenos servidores de la patria futbolera para celebrar con toda la furia el pasaje a cuartos de final.

  La plomiza tarde rosarina invitaba más que nunca a presenciar el trascendental encuentro ante los aztecas. Ya sea en casa o en algún bar, junto a la barra de los incondicionales amigos. Además, en esta ocasión, la cábala volvió a jugar un papel preponderante como en otras oportunidades. De hecho, varias personas exhibían a gusto su amuleto de la suerte.

  En el bar de Dorrego y 9 de Julio predominaban los rostros preocupados y los corazones que latían a toda marcha. Y no era para menos, si el equipo de José Pekerman no lograba hacer pie, pese al empate transitorio ante México.

  La movida se instaló también en España y Pellegrini, donde las distintas generaciones seguían apasionadamente el desarrollo del partido matizando con alguna que otra cerveza. Cada una de las almas presentes, además de estar enfundada en celeste y blanco, bebía la malta sin cesar como si fuera el cáliz para un sacerdote.

  En Mitre e Ituzaingó, el ambiente era por demás futbolero. En cada mesa una pantalla mantenía inmóviles a los hinchas que coparon el coqueto bar temático.

  Si bien hubo que ir al tiempo suplementario, los simpatizantes no dejaban de alentar. El contexto se asemejaba al clima que se vive en un estadio.

  Cuando el rosarino Maxi Rodríguez sacó ese misil aire-tierra explotó el Point Café. Los cánticos fueron apoderándose de la escena a medida que el tiempo se consumía en Alemania.

  Y cuando llegó el final, que indicaba que Argentina ya estaba en los cuartos de final, el ritual se extendió hasta el Monumento. Allí, miles de rosarinos se congregaron de manera espontánea y desataron un nuevo carnaval. Y el “Vamos, vamos, Argentina, vamos a ganar, que esta barra quilombera no te deja de alentar” se apoderó de la escena por completo.

  La nueva cita está pautada para el próximo viernes. Donde el equipo de Pekerman intentará seguir desparramando alegría, pese a que enfrente estará el dueño de casa, con todo lo que eso implica.


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El Monumento volvió a ser la cita obligada tras el triunfo.

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