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domingo,
25 de
junio de
2006 |
Análisis
La inestabilidad al palo
Argentina sigue, pero no termina de encontrar la formación ideal
Alejandro Cachari / Ovación Mundial
Una de las características del equipo argentino hasta aquí, salvo honrosas excepciones, fue la inestabilidad de los rendimientos individuales. Por eso, es muy difícil encontrar un equipo titular. Sobre todo pensando en el partido con Alemania, cuando el fútbol estará enviciado por agentes externos que Argentina deberá saber manejar, porque de otra manera quedará presa del entorno y será fácil almuerzo en el plano futbolístico.
Tras el empate con Holanda casi no quedaron dudas de que Crespo y Saviola debían ser los delanteros titulares. Ambos habían forjado esa sensación en los triunfos sobre Costa de Marfil y Serbia y Montenegro.
Ayer, apenas el suizo Busacca dio por terminado el alargue, no pocos empezaron a pensar en la pareja Tevez-Messi para arrancar el viernes en Berlín.
Lionel, desde el arranque, había tenido una tarea muy floja ante Holanda, pero ayer leyó perfectamente toda la letra de la estrategia que más le convenía al equipo. Tevez no fue tan brillante como en el encuentro anterior, pero exigió mucho más que Crespo y Saviola a pesar del medio gol de Hernán (el centro fue cabeceado por Borgetti, pero la Fifa le otorgó el tanto al delantero argentino).
Quizás los vaivenes tengan que ver con los cambios permanentes. Y allí comenzará una de las tantas discusiones futbolístico-filosóficas. Que hay que tener once titulares, que no debe temblar el pulso cuando hay que hacer un cambio, que las dudas del entrenador se trasladan al futbolista y eso genera que quiera demostrarle todo en los minutos de juego que dispone.
El equipo va y viene en su rendimiento y no termina de definirse como tal. Es más, quizás el partido más compacto de los que jugó hasta aquí haya sido el 0 a 0 con Holanda; justamente cuando varios de los titulares quedaron afuera por el riesgo de una nueva amarilla.
La exasperante parsimonia de Juan Román Riquelme tal vez tenga su origen en esa cuestión. En realidad, lo que se intenta es tratar de entender qué es lo que pasa por la cabeza de Román por estos días. En cualquier caso, ninguna de sus ocurrencias, o un puñadito apenas, fueron decodificadas hasta ahora por sus pies.
¿No será ese el problema? Quizás los cambios de nombre y de posiciones le modifiquen los parámetros al conductor de la selección. Probablemente se mezcle en la inestabilidad general. La misma que empieza con el entrenador.
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