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domingo,
25 de
junio de
2006 |
Ahora se viene un viejo conocido
El equipo de Pekerman chocará en cuartos de final con la potencia de Alemania
Rodolfo Parody / Ovación Mundial
Como los boxeadores que golpean y van mermando el físico de sus rivales hasta aniquilarlos, Alemania también noquea. En cuartos de final, Argentina se encontrará otra vez, como ocurrió en la definición por el título en México 86 e Italia 90, con ese viejo conocido, ambicioso y difícil de doblegar.
Pero no todo es maravilloso en Alemania. Su juego no se caracteriza por la imaginación, es previsible cuando ataca y la defensa muestra dudas.
Además, hasta ahora no se encontró con ningún seleccionado que le juegue de igual a igual y le quite protagonismo robándole la pelota, algo que Argentina podría llegar a realizar el próximo viernes. Porque sin el balón, la aplanadora germana no funciona.
AGRESIVIDAD OFENSIVA El mejor atributo alemán es la vocación ofensiva. Ataca con decisión y velocidad apoyado en sus dos hombres de punta, Miroslav Klose y Lucas Podolski.
Klose es el clásico grandote y fornido que aprovecha su altura (1,82 metros). Pero no es torpe. Sabe manejar con criterio la pelota.
El socio perfecto de Klose es Podolski, más movedizo y hábil que su compañero, aunque sin la fortaleza física de aquel.
Para llegar al área contraria utiliza a dos volantes externos, Bernd Schneider y Bastian Schweinsteiger. A ellos se agregan las proyecciones por izquierda del marcador Philipp Lahm, uno de los mejores en este mundial por los laterales.
Michael Ballack es el único capaz de aportar ingenio y fantasía, capaz de frenar tanto vértigo, aunque también aporta sacrificio para colaborar en la recuperación.
Ballack ofrece otra alternativa: los remates desde larga distancia, pero no es el único que se anima a tirar de lejos.
La postura alemana lleva a que Torsten Frings sea el más sacrificado del medio e intente darle una mano a los de atrás, pero no siempre alcanza.
EN EL FONDO, INESTABLE La lección que le dejó Costa Rica fue aprendida por Klinsmann. Entendió que por atacar no debía descuidarse atrás. Desde aquellos dos goles de Paulo Wanchope en el debut, el arquero Jens Lehmann no fue a buscar más la pelota al fondo del arco.
El cero en su valla no implica que la defensa despierte seguridad. Los centrales Per Mertesacker y Christoph Metzelder no se complementan bien, mientras que el lateral derecho Arne Friedrich es vulnerable.
El funcionamiento alemán presenta fisuras. Argentina deberá aprovecharlas. Hacerse dueño y patrón y aquietar el juego. Así los recursos germanos se reducirán al máximo y sus aspiraciones pueden verse frustradas.
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