El boom. El cine argentino pasa por un momento inédito en su historia

El séptimo arte criollo disfruta el placer de haber atraído al gran público del país

La producción nacional consiguió dominar la taquilla interna con filmes diversos y que apostaron por la calidad

Fernando Toloza / La Capital

El boom del cine argentino era un tema recurrente y hasta ahora dudoso. Todos los años parecía que algo sin precedentes estaba pasando en ese terreno aunque era difícil sacar conclusiones. El 2005 anudó, por primera vez en mucho tiempo, los tres aspectos que le dan una realidad irrefutable al fenómeno: buen desempeño en los festivales internacionales, elogio de la crítica y -el fundamental y hasta ahora esquivo- apoyo del público, que convirtió a tres películas argentinas en las más vistas del Top Ten (esa costumbre tan estadounidense) de estos días. Y por si faltará algo, también hubo intención de debate con opiniones encontradas sobre cuál era la película más adecuada para enviar a competir por una nominación al Oscar (ver aparte), y sobre si la crítica fue seducida por las campañas de publicidad de los filmes con mayor apoyo económico.

En los últimos años, el aspecto visible del boom era la participación de películas argentinas en algunos de los mayores festivales del cine del mundo y la obtención de premios. Por citar dos en el tiempo, se pueden recordar los galardones de "La ciénaga", de Lucrecia Martel, y "El abrazo partido", de Daniel Burman, en el Festival Internacional de Berlín. Y en estos días, los premios para Pino Solanas y "La dignidad de los nadies" en el Festival de Venecia, y el premio especial del jurado para "Iluminados por el fuego", de Tristán Bauer, en el Festival de San Sebastián. La nominación al Oscar de "El hijo de la novia" fue también relevante, aunque cuestionada por algunos como sólo la cara de una tentativa comercial exitosa.

La crítica cinematográfica argentina acuñó -sin mucha originalidad pero con acierto el advertir la movida y tratar de definirla- el término de Nuevo Cine Argentino para dar cuenta de una producción constante y diferente, con muchos realizadores jóvenes y otros no tanto que siguen en el ruedo. La crítica defendió las nuevas tendencias y pareció no temer opinar diferente que el público, aunque ahora, en un tercer movimiento del boom, crítica y público parecen coincidir en su gusto sobre las películas argentinas.

El aviso de que algo se estaba consolidando este año lo dio "Elsa y Fred", la película de Marcos Carnevale con China Zorrilla. El filme gustó y entró en la grilla de las diez más vistos de los últimos dos meses. Los distribuidores aprovecharon el fenómeno e hicieron pronto más copias para estrenar en más salas; así la película arribó rápidamente a Rosario (a una semana de su estreno porteño) y confirmó su papel de favorita del público. Después llegó "Iluminados por el fuego", la película de Tristán Bauer sobre la guerra de Malvinas. Tuvo un gran estreno y fue primera en la lista de más vistas. A ellas se sumó "El aura", la segunda película de Fabián Bielinsky, el director de "Nueve reinas", que dominó y domina la lista de más vistas.

En este momento, la lista de más vistas está encabezada por dos películas argentinas ("El aura" e "Iluminados por el fuego") y hay un tercer filme nacional en esa grilla ("Elsa y Fred"), en la que se ubicó cómodamente desde su estreno a comienzos de agosto pasado. También es probable que "Tiempo de valientes", la segunda película de Damián Szifrón estrenada el jueves pasado, se posicione entre las más vistas.

Además de los números, este año refleja una calidad no siempre frecuente en la categoría de las películas más vistas. Aunque es cierto que hasta ahora el cetro de más taquillera lo tiene la mediocre "Papá se volvió loco" (más de 1.600.000 espectadores), "Iluminados por el fuego", "El aura" y "Elsa y Fred" son filmes que tratan de dar algo más que entretenimiento rápido y sacar rédito de fórmulas probadas. El filme de Bauer consigue con sus imágenes de combate en Malvinas calar profundo en el espectador. Se siente, a diferencia de los filmes bélicos estadounidenses, que esa heridas en el cuerpo de los personajes son propias.

"Elsa y Fred" se propuso como una película que quería entretener pero también hacer reflexionar sobre los ancianos, sobre cómo los seres humanos son relegados a la categoría de inservible cuando llegan a la vejez. "El aura" puede parecer una película de género (policial) pero se lanza hacia una búsqueda extraña (para algunos pretenciosa), que se define en la frase del personaje de Ricardo Darín cuando describe uno de sus ataques de epilepsia: "Es horrible y perfecto". Esa es una de las claves de la película. A lo que hay que sumar la decisión del director Fabián Bielinsky de no hacer una segunda "Nueve reinas".

En el fenómeno hay un dato esencial: la mayoría de las películas contó con apoyo del Instituto Nacional de Cines y Artes Audiovisuales (Incaa). La razón es sencilla: el cine en la Argentina no es posible sin apoyo oficial. Los números no cierran. Entonces, uno de los límites a la expansión y continuidad del fenómeno es la permanencia de los aportes estatales. El detalle no es menor y entra en la lógica extraña, por decirlo suavemente, de un país como la Argentina.

Aunque quizás la prueba de que el cine argentino vive un momento especial y con ansias de durar sea otra, más allá de los números, los festivales y la crítica. Esa prueba tal vez es que algunas oposiciones como cine industrial versus cine independiente están siendo revisadas y ya no se ven como excluyentes. Y la caída de esa oposición no ha dado, afortunadamente hasta ahora, un cierre en la diversidad de estilos argentinos. La búsqueda de una respuesta masiva, conservando la calidad, ha mostrado variantes, como lo demuestra la elección que hizo del público de películas tan diferentes como "Elsa y Fred", "El aura" e "Iluminados por el fuego" y, por supuesto, la deplorable "Papá se volvió loco".

Ricardo Darín protagoniza "El aura", candidata argentina al Oscar.