| | sábado, 21 de agosto de 2004 |  |
 | -Otra carta, esta vez de una lectora, que se refiere al caso publicado sobre este profesional desocupado de 55 años. La carta es muy emotiva, escuche, Inocencio: "Estimado Candi: domingo tras domingo regocijo mi espíritu con la lectura de sus charlas de café tan ricas en valores humanos, pero debo confesarle que esta última que trata del tema de la desocupación me pegó profundamente por la forma en que me identifico con el protagonista de su charla. Soy una mujer de 50 años, desocupada desde hace tres, divorciada, con tres hijos a mi cargo, dos menores y uno de 22 años al que perdí hace tres, cuando partió a Barcelona en procura de esa estabilidad laboral que no pudo conseguir aquí. Y gracias a la ayuda que mensualmente nos envía vivimos yo y sus hermanos. En ningún momento dejé de pelear y exigirle a la vida el derecho legítimo de mantener a mi familia, haciendo de todo para sobrevivir, desde la fabricación de productos alimenticios que elaboraba en forma artesanal y que mi hijo menor (trece años hoy) salía a vender entre sus amistades y familiares los que por compasión, solidaridad o vaya uno a saber qué sentimientos se movilizaban en ellos, me compraban regularmente.
-Uno de los tantos casos que son habituales ya en nuestro país. Siga.
-"Cuando fui desvinculada de la empresa en la que trabajaba con un cargo jerárquico y comencé a buscar empleo pensé que con la capacitación que había adquirido no me sería tan difícil reinsertarme en el mercado laboral. Allí comenzó mi peregrinaje por cuanta posibilidad de trabajo aparecía, que terminaba irremediablemente abortada cuando aparecía la nefasta pregunta: ¿edad? Hasta que renuncié al trabajo de buscar trabajo, dejé de comprar el diario, el que no estaba ya a mi alcance hacerlo porque las reservas de la indemnización se estaban agotando. Dejé de sembrar currículum por cuanto lugar podía hacerlo y entendí que la única alternativa era un emprendimiento personal. Pero toda mi experiencia radica en el plano administrativo financiero, así que usando algunos conocimientos de gastronomía durante dos años vendí galletitas de fabricación artesanal, hasta que mi hijo pudo ubicarse laboralmente en España, y ayudarnos con un aporte mensual que reforzara los pocos pesos que entraban en casa.
-Lamentablemente el Estado argentino frustra muchas veces con su presión tributaria o con una tremenda "máquina de impedir" emprendimientos de este tipo. Siga leyendo, por favor.
-"Y aquí estoy, mejor dicho estamos los cuatro, modelo de una familia dividida, con la tristeza mía y de mis otros hijos de no ver a su hermano desde hace tres años, dependiendo de sus giros y sentados como en el umbral de la vida, esperando el cambio. Esperando que alguien decida permitirme creer que la justicia existe, que hemos sido excluidos del sistema pero no de las obligaciones y las responsabilidades con la vida, ya que ellas siguen hasta nuestra muerte. Y cómo duele, cuánta indignidad somos capaces de experimentar con este modelo. En fin, Candi, por todo esto no sabe cuánto me identifiqué con su nota y me animé a escribirle estas líneas. Gracias por acercarnos cada domingo a esa luz de esperanza que debemos mantener encendida. Gracias por mí, gracias por mis hijos y por este mi país al que aún, y pese a todo, amo profundamente. S.". -Lamentablemente esta historia se repite a lo largo y ancho del país. Son historias que provocan aflicción, porque se trata de personas que, sin ellas quererlo, fueron obligadas de pasar de una vida más o menos sosegada a un infierno. Es la historia de la gente de la clase media empobrecida que fue sometida y obligada al desarraigo. Bien lo decíamos ayer: ¿cómo puede conseguir empleo una persona adulta cuando los propios jóvenes con títulos no lo logran? Esta mujer apela entonces al emprendimiento personal, a una labor independiente. Pero ya sabemos que este Estado nacional, provincial o municipal es tan burocrático, presiona tanto con tributos y otras cuestiones que hasta esta salida se ha tornado imposible. ¿En qué otra cosa, entonces, puede sumergirse tanta gente sino en la aflicción? Sin embargo, y como bien decía ayer este lector que también nos escribió sobre el tema, aún se tiene la vida y por tanto la esperanza.
Candi II
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 | "No dudaría en sacar las FFAA a las calles"
Carlos Menem
Ex presidente de la Nación | Ver noticia  | |
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