Washington.- Durante su guerra contra el terrorismo, Estados Unidos dependería más de sus fuerzas especiales, lo que derivaría en una guerra parcialmente secreta. En ese conflicto participarían soldados capaces de llegar con sigilo detrás de las líneas enemigas, armados con ametralladoras, fusiles y armas antitanque.
Los estadounidenses vieron gran parte de la Guerra del Golfo Pérsico por la televisión. Vieron las bombas caer sobre los objetivos iraquíes en grabaciones de video repetidas tantas veces que se asemejaron a un juego computarizado.
La nueva lucha contra el terrorismo no será tan abierta. "Podría incluir algunos ataques espectaculares, visibles por la TV, y operaciones invisibles y secretas incluso cuando sean exitosas", comentó el presidente George W. Bush.
Las operaciones a cargo de las fuerzas especiales tienen lugar en las sombras. No está ni siquiera claro que esas operaciones serán divulgadas, al menos de manera directa, planteó Edward Turzanski, analista de seguridad nacional en la Universidad La Salle.
"Donde haya un mayor uso de la fuerza, uno se enterará", dijo. "Pero cuando estén usando a las fuerzas especiales, no habrá señales".
El general retirado de brigada David Grange, ex integrante de las fuerzas especiales, fue partidario de no formular conjeturas: "En muchas misiones uno no puede decir nada. Algunas están vinculadas con hechos que aún evolucionan y uno comprometería a la gente y amenazaría vidas".
Algunas misiones de las fuerzas especiales durante la Guerra del Golfo siguen siendo secretas, dijo Grange, ex boina verde y veterano de la unidad del Ejército contra el terrorismo.
"Una misión de nuestra unidad era lograr que (el presidente iraquí) Saddam Hussein dejara de disparar misiles Scud hacia Israel, porque no queríamos arrastrar a los israelíes a la guerra", dijo. "Nuestra gente tuvo que localizar instalaciones de lanzamiento de misiles, se comunicó por radio y dirigió los bombardeos con señales luminosas o dando las coordenadas exactas". La lucha contra los terroristas requerirá una precisión similar, consideraron algunos analistas.
Las fuerzas especiales podrían ser convocadas para que se infiltren en Afganistán por helicóptero, lancen un ataque rápido contra un escondite de la milicia islámica del Talibán o entrenen a grupos de resistencia.
Podrían también señalar blancos para los bombardeos. Mediante un dispositivo dotado de una mirilla de rayo láser, un comando puede apuntar a un vehículo o edificio. Una bomba guiada por láser y lanzada desde un avión, a kilómetros de distancia, puede acertar en el punto exacto.
Asimismo, las tareas de inteligencia serán esenciales para encontrar a Osama Bin Laden, considerado el sospechoso principal por los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.