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viernes,
07 de
septiembre de
2007 |
Desventuras de
una docente
Hace 42 años inicié mi carrera docente y 15 que gestioné mi jubilación, hasta el momento sin solución. En todo este tiempo de formular preguntas sin recibir respuestas, mi espíritu reflexivo se interroga sobre... ¿Sería posible que en mi provincia se cambiara la ineficiencia, insensibilidad y soberbia de algunos funcionarios, por la eficacia y la excelencia? ¿Sería posible que los que están arriba, amparándose en el poder, recordaran que los de abajo, que padecemos de su inoperancia, se lo hemos otorgado? ¿Sería posible que el compromiso, vocación y capacidad de gestión, que tanto declaman, se hiciera realidad? ¿Sería posible que la coherencia y el sentido común estuvieran presentes en el momento de actuar? ¿Sería posible que alguien tuviera la deferencia, el decoro o una pizca de humanidad para responderme cómo sigue esta historia, ya que 15 años de espera excede la paciencia o tolerancia? Y la lista de posibilidades podría continuar; pero como soy optimista prefiero ver el lado positivo de esta violencia burocrática o como se llame. Según la creencia popular, tres designios cumpliremos en esta vida: hijos ya tuve, árboles planté; sólo me resta capitalizar esta experiencia relatando en un libro las desventuras de una docente que aspiraba jubilarse.
Olga Beatriz Barra, LC 5.117.358
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