Año CXXXVII Nº 49026
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 05/02
Mujer 05/02
Economía 05/02
Señales 05/02
Estilo 21/01
Educación 30/12

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 12 de febrero de 2006  
"Cada tanto gana algún libro digno"
Tres escritores opinan sobre los galardones y sus circunstancias

Cuestionario

1. ¿Cuánto hay de azar y cuánto de reconocimiento en un concurso literario?

2. ¿Qué factores inciden en un premio? ¿Hay alguna estrategia para ganar un concurso literario?

3. ¿Cómo funcionan los premios en el circuito editorial y en relación con los lectores?
Sergio S. Olguín
1. Noventa por ciento de azar, diez por ciento de reconocimiento. Esa es la fórmula de cualquier concurso de obras inéditas. Es lógico si se tiene en cuenta que en cada concurso de importancia se presentan cientos de novelas que son leídas por un jurado de preselección no siempre a la altura de las expectativas despertadas por el certamen (uno cree que es leído por Vargas Llosa o Tizón y en realidad la decisión de pasar a la ronda siguiente depende de algún oscuro crítico o profesor de letras que sueña ganar, en algún año próximo, ese mismo premio).

2. El factor suerte, como queda dicho. El factor amistoso (ser amigo o conocido de algún jurado o capo de la editorial). El factor fama (no es lo mismo que se presente un escritor reconocido que uno ignoto). El factor sorpresa: cada tanto gana algún libro digno de ser premiado independientemente de los otros tres factores.

3. Hay dos clases de premios: los estatales y los privados. Los estatales (Fondo Nacional de las Artes, municipales, provinciales y nacionales) deberían ser más claros en sus procedimientos de premiación. Deberían explicar por qué ganó determinado libro e incluso, llegado el caso, deberían explicar por qué no ganó tal otro. Los privados (como el Planeta o el Emecé) deberían preocuparse porque lo ganen libros que les devuelva la inversión realizada. Cualquier otra actitud sería, a la vez, hipocresía y estupidez. Los lectores argentinos no suelen ser muy seguidores de los premios literarios como ocurre en Francia o en Inglaterra. La responsabilidad es compartida por las editoriales, los entes estales y los jurados (mayoritariamente escritores) que viven meando fuera del tarro.


Patricia Suárez
1. Creo en lo siguiente: el texto que gana seguramente está bien escrito. Pero el "azar" responde a una serie de elementos que el participante desconoce: gusto del jurado, ideología, preferencias de estilos, política de la institución que convoca al concurso. Si uno escribe un cuento en pro del aborto y lo manda al concurso de los Católicos Suizos, tiene pocas probabilidades de ganar. Tal vez gane un cuento no tan bien escrito pero donde acuerda políticamente con la institución.

2. Ignoro qué factores inciden, salvo lo que dije antes. Estrategias: escribir, mandar a los concursos. Si uno no gana no quiere decir que uno es un desastre, si uno gana no quiere decir que uno es Gardel.

3. En teoría un libro que es editado a raíz de un gran premio literario -Planeta, Clarín, Anagrama, etc- vende mucho y eso genera muchos lectores. No estoy segura de que funcione así y ni siquiera de que el autor se cree un público a raíz del premio.
Mario Arteca
1. Depende de las expectativas que uno ponga en una compulsa de este tipo. La sola mención de una obra como finalista en un concurso es una certeza de lectura, de que el texto presentado fue leído, "reconocido" como válido, y por lo tanto, pasible de ser publicado. No se trata de una visión optimista, sino una forma de atravesar el muro de la sospecha que interviene en todo concurso literario. El azar, en estos casos, es fruto de la lógica subjetividad de quien imparte un juicio estético. Si al concursante le toca en suerte un jurado exigente y abierto a distintas tendencias, es una suerte haberse topado con él.

2. Muchos escritores deben tener su estrategia: conocer el nombre de los jurados, sus afinidades estéticas, etcétera; pero eso es especular no sólo con el concurso sino con la escritura propia, lo cual pude ser contraproducente. Lo importante es presentarse con un producto que convenza al propio escritor, que es el primer jurado de sus textos.

3. Habría que hacer una diferencia: en nuestro país, no tiene un mismo impacto un concurso de narrativa que uno de poesía, o de otro género. La narrativa es la estrella de los concursos: hay más dinero en juego, una publicación segura, una publicidad más aceitada, y sobre todo, una base de lectores más predispuesta. Quien obtiene un premio o mención en narrativa, tiene más oportunidad de seguir publicando sin buscar editorial, aunque no siempre es así. En poesía, un premio no significa ni lectores ni publicación, por lo cual habría que hablar de otra situación: la poesía encuentra sus lectores en forma casi clandestina, y no siempre esa ecuación termina siendo desfavorable para el poeta.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Notas Relacionadas
Concursos: la danza de la fortuna


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados