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 domingo, 10 de abril de 2005  
Sectores. Se concretan los primeros proyectos de inversión anunciados en 2004
La industria aceitera corta las cintas
La capacidad de crushing se elevará a 158 mil toneladas diarias cuando se construyan todas las plantas en marcha

Sandra Cicaré / La Capital

"La industria siempre se posiciona anticipadamente al crecimiento de la producción", aseguró el presidente de Bunge y titular de la Cámara de la Industria Aceitera de la Argentina (Ciara) para explicar el proceso de expansión que está viviendo el sector agroindustrial, con la inauguración por estas épocas de varias de las inversiones que fueron anunciadas el año pasado.

Esta ola de inversiones, la tercera luego de las realizadas en los trienios 1982-1985 y 1995-1998, llevará a la industria argentina procesadora de granos oleaginosos a una capacidad de crushing de 158 mil toneladas diarias, según un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario en base a datos del anuario J.J. Hinrichsen 2005. Entre las inversiones anunciadas el año pasado que comienzan a tomar forma se encuentran la de Terminal 6, la procesadora de Bunge y AGD en Puerto San Martín, que inaugurará el mes próximo las obras de ampliación, así como el puerto de Bunge en Ramallo, que ya recibe mercadería y a fin de mes concretaría el primer embarque. En otra dimensión, la nueva planta de refinación de aceite de AFA en Los Cardos también está por estos días en proceso de prueba. En los anuncios originales también estaba previsto que para antes de julio se inaugurara la ampliación de las plantas de Molinos Río de la Plata y Vicentín en San Lorenzo.

El nuevo salto de escala del sector busca ganar posiciones frente a un progresivo crecimiento de la producción de granos en la Argentina, que en esta campaña podría alcanzar a nivel global las 80 millones de toneladas, 11 millones más que en el ciclo anterior y donde sólo la soja se lleva más de 37 millones.

Por otra parte, el complejo agroindustrial no quiere quedar atrás ante el mayor crecimiento de la demanda internacional, que si bien se prevé modificará su composición, aún así seguirá firme para los productos que aporta este sector, especialmente harinas proteicas y granos.

Aunque también existe la opción de importar granos de soja desde el sur de Brasil o Paraguay por la hidrovía para abastecer la capacidad de procesamiento de las fábricas de la región, los industriales aseguran que trabas fiscales para hacerlo dificultan la operatoria y creen que la producción local aún alcanza. "A pesar de los dos grandes procesos de inversión que recibió el sector en las dos últimas décadas, en los últimos cuatro años la capacidad instalada estaba relativamente estancada, considerando la evolución de la producción de oleaginosos", explicó el director ejecutivo de Ciara, Alberto Rodríguez.

En un trabajo publicado por la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (Asaga), los directivos de Ciara apuntaron que "en 2000/04 la capacidad instalada aumentó un 20% mientras que la producción granaria subió 33% y la molienda 24%.

Con lo cual, las nuevas inversiones -que suman casi 770 millones de dólares y sumarán 48 mil toneladas diarias a la capacidad actual de procesamiento- le permiten al complejo absorber la expansión de la producción nacional y regional y atender la demanda externa.

¿Cómo se alimenta semejante complejo? se preguntaron muchos cuando comenzaron a conocerse las primeras inversiones en la región. Para Juan Forn, de Molinos Río de la Plata, "el dimensionamiento de la capacidad de molienda está en línea con los cálculos de producción argentina de soja, que para el final de la década podrían ser de 50 millones de toneladas".

Aunque reconoció que "hay que seguir trabajando firme para el abastecimiento de mercadería proveniente de Paraguay y Brasil por barcaza up river", un proyecto que a su juicio "hoy no tiene prioridad porque aún alcanza la cosecha argentina para la capacidad de molienda local".

"Para que esto no nos agarre de sorpresa la necesidad de traer productos en forma económica, hay que resolver los problemas tanto logísticos como normativos o impositivos que impiden el flujo de esas mercaderías", apuntó Forn.

El titular de Aceitera General Deheza (AGD), Roberto Urquía, también cree que no hay sobredimensionamiento en el nuevo proceso. "Este año el campo apostó a la producción y si se puede recolectar la cosecha tal como se presenta, la capacidad adicional va a estar cubierta", dijo.

Los números así lo demuestran. El informe de la Bolsa apunta que la molienda real durante 2004 llegó a 27,3 millones de toneladas, el 83,8% de la capacidad teórica de la industria.

Para el gobierno, el desarrollo del sector agroindustrial se convirtió en un ejemplo a imitar. Así lo expresó el subsecretario de Política Agropecuaria y Alimentos, Claudio Sabsay, en el marco del seminario que organizó Ciara y el Centro de Exportadores de Cereales la semana que pasó.

"La cadena de la soja es una de las experiencias más exitosas de la agroindustria en el país y es un ejemplo a imitar", dijo el funcionario para quien el sector oleaginoso "mostró y sigue mostrando una vitalidad y compromiso de sus empresarios y productores que van marcando el ritmo de las inversiones que realizan, lo que año a año va aumentando su producción"

Para Sabsay la ampliación del complejo aceitero "no marca un techo para la industria", por el contrario "los grandes compradores internacionales como China o India siguen incrementando sus compras y el horizonte de demanda es creciente".

En este escenario, el comportamiento de China e India, los países con mayor densidad de población del planeta será determinante en la composición de la demanda, pero también en el desempeño del sector agroindustrial argentino, ya que junto a Brasil y Estados Unidos, la industria local es la principal proveedora de harinas, aceites y granos de soja.

El analista canadiense de la FAO, Merrit Cluff, quien disertó en el seminario Ciara-CEC, explicó que según los cálculos del organismo la importación de oleaginosas de China alcanzará las 42 millones de toneladas en 2010, aunque a su juicio llegará a los 50 millones, 30 millones más que en la actualidad. Así, ese país e India "serán fuentes de grandes cambios en la importación y la demanda", dijo Cluff.


Cambio en la demanda
Sin embargo, la composición de esta demanda en crecimiento está cambiando. Los primeros signos de esto surgieron desde el gigante asiático que comenzó a poner restricciones al ingreso de aceites y harinas proteicos a través de distintos mecanismos en muchos casos poco claros para el mercado internacional.

Para el analista de la FAO, la Argentina llegará a producir en 2010 alrededor de 56 millones de toneladas de soja pero "¿cuánto de lo producido se procesará?", se preguntó, quien marcó como señal de atención que "baja la demanda de aceites y harinas porque China quiere cada vez más semillas en lugar de granos procesados".

"Si no crece la demanda de aceite, seguramente la Argentina estará en problemas", disparó el analista.

Mucho más si se tiene en cuenta que de acuerdo a los datos del Banco Mundial el crecimiento de la población mundial está desacelerando. Mientras hoy crece a tasas del 1,2%, lo hará al 1,1% en 2013.

Aún así, para Cluff habrá otros actores que pueden balancear cualquier desequilibrio, como el ingreso de India al mercado mundial como demandante de proteínas -"hoy afectado por políticas de gobierno"-, el posicionamiento de Brasil como gran productor de carne y lácteos, que demandará harinas para alimentar a los animales y finalmente factores más estacionales como la aparición de la roya de la soja en Estados Unidos, que pueden cambiar la curva de la oferta y demanda.

En el sector agroindustrial argentino no parecen alarmados. Al menos así lo expresa la última oleada inversora. "Confiamos en que vamos a tener los 100 millones de toneladas en 2010, de las cuales posiblemente más del 50% serán oleaginosas. Trabajamos para mantener los volúmenes de molienda y la participación en el mercado mundial que hoy tenemos", dijo Padilla.

Por otra parte, para Ernesto Liboreiro, del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (Inai), es "relevante" construir ventajas competitivas de la cadena de valor de cada sector. Así, los industriales analizan cada vez más el camino hacia un mayor valor agregado, a través de la industrialización de los derivados de la soja que permiten obtener desde combustible hasta pastas o pinturas. En el plano alimenticio, la soja sigue siendo una fuente de proteínas, la gran demanda de los países a futuro especialmente de aquellos cuya población aumenta su nivel de ingresos y consume más carnes y harinas proteicas.

Quizás y con un poco más de ambición, a la Argentina le quepa el lugar de productor de proteínas animales, otra vuelta de tuerca en la generación de valor agregado.
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