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 miércoles, 30 de marzo de 2005  
¿Quién maneja las relaciones públicas del Vaticano?

La conmoción es enorme. Las imágenes del sufriente Papa causaron perturbación en muchos fieles alrededor del mundo. Incluso en la fervientemente católica Polonia, país de origen de Juan Pablo II, se alzan voces críticas: "El reality show dominical en las pantallas de televisión fue macabro", comentó el diario liberal Gazeta Wyborcrza.

Esto representa un cambio de tono. También en el Vaticano se preguntan si es correcta la actual política de mostrar al Sumo Pontífice en su actual estado. "¿Quiere la opinión pública realmente verlo sufrir bajo cualquier circunstancia?", citaron comentaristas romanos a fuentes vaticanas. ¿Habrá un cambio de estrategia mediática en los asuntos papales?

Hace tiempo ya que los responsables de las relaciones públicas del Vaticano juegan un juego peculiar: el constante optimismo sobre el obvio empeoramiento de la salud del Papa, lejos de tranquilizar a los creyentes, despierta incomprensión.

Las imágenes vistas en televisión el Viernes de Pascua, cuando Radio Vaticano mostró sólo la espalda del anciano de 84 años, fueron recibidas como extrañas por algunos católicos. Y después vino la aparición del domingo, en la que se vio un Papa desesperado por emitir un sonido para sólo lanzar un estertor con el rostro desgarrado de dolor. "Me pregunto si realmente hay que mostrar esto", dijo una católica en Roma.

"Su Vía Crucis personal" llaman los cardenales a las apariciones del Sumo Pontífice, que, aseguran, son un planeado contraste con la idolatría de la juventud y la salud de la sociedad moderna.

Pero también en el Vaticano empiezan a escucharse voces que se preguntan si no sería mejor evitar las imágenes perturbadoras y aplazar las comparecencias de Juan Pablo II si se encuentra en estado de extrema debilidad.

Con mayor dureza se expresa el periódico suizo Tages-Anzaiger, que habla de un "espectáculo morboso".

Surge entonces la pregunta de quién dirige las relaciones públicas del Vaticano: ¿Son los cardenales de la curia como el reservado secretario de Estado Angelo Sodano o el cardenal alemán el crítico de los medios Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe? ¿Quizás el español miembro del Opus Dei y portavoz vaticano Joaquín Navarro-Valls, que en los momentos más complicados se esfuerza por mantener su mejor cara?

¿O el discreto secretario papal Stanislaw Dziwisz, cuya influencia comienza a despertar resquemores en Roma?

El Sumo Pontífice, aquejado por un avanzado mal de Parkinson, ya no puede hablar, apenas puede escribir un par de líneas, casi no es capaz de leer, y mucho menos llevar adelante debates o conferencias. La influencia y el poder de sus colaboradores cercanos aumenta diariamente, aseguran en Roma, y no se trata sólo de las relaciones públicas (DPA)
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