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 miércoles, 30 de marzo de 2005  
Crece la posibilidad de que el pontífice sea internado nuevamente
Los médicos analizan insertar al Papa una sonda alimentaria
La cánula que le han colocado en la garganta para ayudarlo a respirar le dificulta la deglución

El Papa Juan Pablo II podría tener que regresar al hospital para que se le inserte una sonda alimentaria debido a que tiene problemas para tragar con la cánula que se le ha colocado para respirar, dijo una agencia noticiosa italiana. La agencia recalcó que no se ha tomado decisión alguna y que esa cirugía era una hipótesis que se consideraba para ayudar al Pontífice para mejorar su nutrición y recuperar sus fuerzas.

Varias llamadas al vocero vaticano realizadas ayer en busca de comentarios no fueron respondidas.

Citando una fuente no identificada, la agencia dijo que los médicos del Papa consideraban la posibilidad de insertarle una sonda alimentaria, que involucra introducir una cánula hasta el estómago.

El tubo es extendido entonces del estómago a la piel por medio de una pequeña incisión en el abdomen, a través de la cual se introduce una fórmula líquida.

De hacérsele la operación, el Papa recibiría su nutrición del mismo modo que se le administraba a Terri Schiavo antes de que se le removiese su sonda alimentaria. Schiavo es la paciente de atrofia cerebral que se encuentra al centro de una batalla por el derecho a morir en los Estados Unidos.

Juan Pablo II ha tenido problemas en tragar desde que una cánula se le insertó en la garganta el 24 de febrero para ayudarle a respirar.

Ayer, el diario milanés Corriere della Sera informó que los médicos del Papa consideraban ya desde la semana pasada una nueva hospitalización para efectuarle una revisación médica y ajustes a su dieta debido a las dificultades en tragar.

El lunes último, Juan Pablo II faltó a otra de sus amadas tradiciones, la bendición desde su ventana tras la Pascua (el Lunes del Angel), concluyendo la Semana Santa con el mismo mutismo con el que la inició.

Algunos centenares de personas se habían congregado en la Plaza de San Pedro con la esperanza de que Juan Pablo II apareciese en la ventana tal como lo hizo cada lunes posterior a la Pascua durante sus 26 años de pontificado, y las cámaras de la televisión del Vaticano hicieron al mediodía un acercamiento a su ventana, pero sus cortinas permanecieron cerradas.

El Papa, de 84 años de edad, sigue recuperándose de una traqueotomía a la que fue sometido el 24 de febrero para aliviar problemas respiratorios.

"Pese a que lamentamos" la ausencia del Papa, "estamos felices porque continúa convaleciendo sin tensiones", dijo el reverendo Federico Lombardi, jefe de programación de Radio Vaticano.


Dramática aparición
La aparición de Juan Pablo II el Domingo de Pascua, cuando intentó hablar, pero no pudo, continuaba en la mente de muchos en el Vaticano. Fue un final dramático de una Semana Santa en la cual resultó evidente el sufrimiento del Papa.

El pontífice se acercó a la ventana de su estudio al concluir la misa de Pascua, a fin de bendecir a decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro. Algunos de sus ayudantes le acercaron un micrófono, y él le dio algunos golpecitos como para disponerse a hablar. Pero tras emitir algunos sonidos ininteligibles, hizo la señal de la cruz con su mano derecha. Radio Vaticano dijo el lunes que será difícil olvidar el dolor que mostraba el rostro del Papa cuando hizo su bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), y que eso "permanecerá en la historia de la Iglesia y de la humanidad".

"Ese silencio, lleno de emoción y deseo de hablar más allá de la capacidad física para comunicar, nos habló a nosotros tal vez como nunca antes, en el idioma universal del amor", dijo Lombardi el lunes en Radio Vaticano.

"Para nosotros fue más que suficiente. Nosotros comprendimos lo que el Papa quería decir, y cuánto deseaba bendecirnos", agregó.

La última vez que el Papa habló en público fue el 13 de marzo, poco antes de ser dado de alta del hospital.

El diario La Stampa, de Turín, dijo que, según uno de los médicos del Pontífice, Karol Wojtyla habla de manera regular en privado, pero que hablar en público es mucho más difícil para él.

"Hay que tomar en cuenta que el esfuerzo físico y psicológico de un discurso público, inclusive uno breve, es muy diferente y en ocasiones requiere muchos más esfuerzos para un paciente que se está recuperando", dijo el médico, que pidió no ser identificado.

El médico subrayó que el Papa se está recuperando bien, pero que debe continuar con sus actividades al mínimo durante "algunas semanas". Funcionarios del Vaticano habían reconocido previamente que el Papa se está recuperando con más lentitud de lo esperado.

Juan Pablo II también padece el mal de Parkinson, que le dificulta hablar. (AP)
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Juan Pablo II, el domingo último.

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