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 domingo, 01 de agosto de 2004

Sexo tras las rejas. Un análisis desde distintos enfoques profesionales
Cuando un derecho es moneda de cambio por buena conducta
En las prisiones, el encuentro sexual se ha convertido en beneficio para unos pocos y castigo para muchos

La principal crítica que formulan los especialistas a las restricciones carcelarias que penden sobre la visita íntima es que avasalla un derecho que es alcanzado en forma directa por la pena de prisión, que afecta a la libertad ambulatoria. Y plantean que, al formar parte del régimen disciplinario, del sistema interno de control de la institución, la regulación del encuentro sexual se convierte en una forma subsidiaria de castigar.

"En la cárcel la sexualidad no está vista como un derecho sino como un beneficio al que únicamente acceden los que tienen buena conducta", plantea Lilian Echegoy, integrante de la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC), una ONG que trabaja por el mejoramiento de las condiciones de detención. En ese sentido, "la visita íntima opera como cualquier beneficio dentro de las instituciones penales", según el psicólogo Jorge Degano, del Centro de Estudios en Psicología y Legalidad de la Facultad de Psicología de la UNR.

Desde el punto de vista de las autoridades carcelarias, plantea el psicólogo, "la visita íntima es considerada beneficiosa porque adoptan la vieja lectura de la sexualidad: entienden que los beneficiados por la visita íntima estarán mas «tranquilos» luego del contacto sexual. Prevalece en la institución carcelaria una concepción del sexo como cosa higiénica. Una concepción funcional, de descarga. Este enfoque plantea que los presos promoverán ajustes conductuales. Es una concepción de premio y castigo, una concepción orgánico funcionalista de la sexualidad".

La implementación del castigo a partir del ejercicio de la sexualidad se da por partida doble. La abogada Paula Moretti recuerda un caso en el que un preso fue sancionado al ser descubierto cuando tenía relaciones a escondidas con su mujer. Y de otro al que, por insultar a un guardia, le sacaron el beneficio de la íntima. "Es paradójico, porque la ley busca el afianzamiento de las relaciones familiares y sociales, que son entendidas como el principal medio para lograr la resocialización, pero por otro lado esos nexos se coartan".


Da calificaciones y castigos
La explicación que da el subprefecto Eduardo Augusto Leclerc, director de la cárcel de Coronda, es que el sexo a espaldas del Servicio Penitenciario es sancionable porque "los presos tienen los medios para acceder a la visita regular".

El hecho de que la posibilidad de tener relaciones sexuales "admitidas" sólo se permita al tener buena conducta es visto por los expertos como algo típico del sistema carcelario, donde todo está estructurado en función de sanciones. De hecho, el mismo régimen de calificaciones ha sido cuestionado en numerosas ocasiones por su carácter arbitrario.

"La institución tiene arraigada la función del castigo, que es el sistema de preeducación interna. Esto es: se intenta modificar las conductas de las personas mediante un sistema de premios y castigos. Ahí no cuenta el sujeto. Se entiende que el organismo da una respuesta aprendida porque el modelo que subyace es el de la modificación de la conducta", analiza Degano.

Los rescatable del espacio de la visita íntima, para Degano, más que el acto sexual en sí mismo es el espacio de intimidad en una institución como la carcelaria, donde todo es público: "En algunas personas un encuentro convocado puede promover el pudor. Lo positivo es que se trata de un lugar de intimidad en una institución panóptica como la cárcel".

A tal punto se pierde la intimidad, sostiene Degano, que el hacinamiento "restringe la autosatisfacción, que es otro modo de la sexualidad. La imposición de pena inhibe el derecho a la representación ciudadana, al voto, a la patria potestad, al manejo de los bienes, pero de la sexualidad no dice nada. Aunque en la práctica es un castigo secundario que no se explica, que está en el orden del castigo".

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En Coronda, como en toda prisión, el regimen de premios y castigos incluye al sexo.

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