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domingo,
02 de
diciembre de
2007 |
Análisis político
Kirchner tuvo gestos hacia el peronismo y apuró leyes para Cristina
Fernando Cáceres
Buenos Aires.- El presidente Néstor Kirchner emitió gestos, esta emana, que fortalecen vínculos políticos que tenía abandonados y procuró que el Congreso aprobara cuanto antes las leyes que su sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, precisará a partir del 10 de diciembre.
Los vínculos que interesan a Kirchner van de la mano de su estrategia por armar una fuerza política centrada en el peronismo y en su persona como conductor único e indiscutido.
Por ello, el martes por la noche, concretó un hecho inédito: se reunió -por primera vez en toda su gestión- con el bloque de diputados nacionales del Frente Para la Victoria-PJ, algo que le venía pidiendo desde hace tiempo el presidente saliente de la Cámara Baja, Alberto Balestrini.
En el Senado, hubo otro hecho sorpresivo: La designación y jura como vicepresidente del cuerpo del salteño Juan Carlos Romero, gobernador que había secundado al riojano Carlos Menem para competir por la presidencia nada menos que contra Kirchner en 2003.
El ofrecimiento fue, sin dudas, dispuesto desde Balcarce 50. Es lógico pensar que la intención fue tener más cerca de Romero con vista a una eventual renovación del Partido Justicialista a nivel nacional.
Kirchner ya había advertido que estaba en su cabeza la renovación partidaria, a través de una posible reafiliación de todos sus integrantes, que se puede leer como una intimación para quedarse en el PJ y disciplinarse o emigrar, al menos hasta que los vientos de conducción cambien de rumbo.
El mismo día de la jura de Romero, Cristina Fernández renunció a su banca, ya que en pocos días asumirá como presidenta, y su esposo aprovechó la ocasión para volver al Senado como jefe de Estado, cosa que sólo había hecho en una oportunidad cuando la primera dama asumió como senadora por la provincia de Buenos Aires.
Allí también, el Pingüino, como le gustan que lo llamen, fue centro junto a su esposa de un “besamanos” de ocasión y tomó contacto con varios senadores, incluidos gobernadores electos, como Jorge Capitanich (Chaco) y Celso Jaque (Mendoza) que precisarán de la Nación a la hora de conducir sus respectivas provincias.
Es cierto que Kirchner no precisa de actos preparados para hablar con algún referente político y menos del peronismo. Pero los dirigentes medios a veces sí necesitan una foto con el jefe para mostrar fuerza, humanos al fin, sentirse bien tratados y al calor del poder.
El epílogo de los gestos fue la sesión del jueves en la Cámara Baja, a donde concurrió el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para dar su informe de gestión.
La reunión, a diferencias de otras oportunidades, tuvo un desarrollo apacible. El funcionario de Kirchner y de Cristina tuvo, al cierre de su intervención, palabras de agradecimiento para el jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi, y “en especial” para con el titular del Peronismo Federal, José María Díaz Bancalari.
Díaz Bancalari, aliado incondicional de kirchnerismo tras su pasado duhaldista, quedó afuera del reparto de cargos en la Cámara de Diputados. La presidencia del cuerpo fue para el jujeño Eduardo Fellner, el primer gobernador en apoyar el proyecto presidencial de Kirchner, y el bloque quedó en manos de Rossi.
El mismo jueves y tras el reconocimiento público, el todavía presidente del PJ bonaerense olvidó cualquier rencor y llamó al santafesino Rossi para acercar posiciones, con quien acordó -según fuentes legislativas- reunirse la semana próxima.
En el Congreso, el kirchnerismo apuró también leyes importantes para la próxima gestión, como el Presupuesto, las prórrogas de impuesto y de la emergencia económica. Con ello Kirchner quiere garantizar tranquilidad a la próxima presidenta y dedicarse de lleno al armado de poder. (DyN)
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