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domingo,
02 de
diciembre de
2007 |
Radiación solar
También hay que cuidar los ojos
Llegan los meses más cálidos y con ellos las recomendaciones para cuidar la piel de la radiación solar. Sin embargo los ojos también deben protegerse de los rayos ultravioletas (UV) ya que su acción puede provocar “quemaduras” en la superficie del ojo, una condición conocida como queratitis. También son frecuentes las manchas o crecimientos amarillentos en la esclerótica o blanco del ojo como consecuencia de la exposición excesiva a la radiación solar.
“A largo plazo la exposición sin protección a los rayos UV puede conducir a la degeneración macular, cataratas y otras enfermedades que comprometen la calidad de la visión”, señala la oftalmóloga Madeline Romeu.
La degeneración macular es hoy una de las principales causas de pérdida de la visión central y se produce cuando las células de la mácula —ubicada en la zona central de la retina— comienzan a destruirse. Este proceso puede ser rápido o progresivo y provoca la pérdida de la visión aguda, aunque en casos extremos puede llevar a la ceguera.
Las cataratas se producen cuando se opaca el cristalino. A medida que el cristalino se vuelve opaco disminuye la posibilidad de ver imágenes nítidas y se pierde en gran medida la capacidad de diferenciar los colores. Aunque en un 95% de los casos la enfermedad aparece con la edad, a partir de los 60 años hay factores como diabetes, traumatis mos y la radiación ultravioleta que pueden acelerar su aparición.
Para prevenir estos trastornos lo más importante es utilizar anteojos de sol con filtro de rayos ultravioleta comprados en una óptica, advierte el oftalmólogo Pablo Cazón de la Fundación Zambrano. Actualmente en el mercado existen algunos ejemplares que sólo filtran la luz visible pero no la radiación ultravioleta y provocan la dilatación de las pupilas al detectar menos cantidad de luz. “Esto ocasiona que en el ojo entre una mayor cantidad de radiación ultravioleta perjudicial y produce lesiones oculares graves e irreversibles”, señala Rubén Arias, miembro de esta entidad sin fines de lucro que se dedica a la investigación, capacitación y asistencia en oftalmología.
La mejor forma de asegurarse de la calidad de los anteojos es adquirirlos en lugares habilitados en los que un especialista recomiende aquellos con el filtro más conveniente para la actividad que se vaya a realizar.
La recomendación de usar anteojos con filtro no sólo es válida para aquellos que pasan las vacaciones en el mar o en una pileta, sino para cualquier persona que realice actividades al aire libre durante los meses de mucha radiación, incluidos los niños.
Quienes pasan las vacaciones en la montaña deben tomar precauciones extremas dado que allí se conjugan una serie de factores que incrementan los riesgos para la salud visual. Por un lado, la altitud y la reflexión (reflactancia) de la superficie intensifican el nivel de radiación ultravioleta e infrarroja a graduaciones mucho mayores a las que nuestros ojos soportan habitualmente. Por otra parte, a mayor altitud la atmósfera es más delgada y absorbe una menor proporción de radiación UV.
Por cada 1000 metros de incremento de la altitud, la intensidad de la radiación UV aumenta de un 10 a 12%. En tanto, diferentes tipos de superficies reflejan o dispersan la radiación UV. Mientras el pasto o el agua reflejan menos de un 10%, la nieve fresca puede llegar a reflejar el 80% de la radiación incidente.
En el caso de las personas que utilizan anteojos recetados los lentes fotosensibles son una excelente opción ya que bloquean el 100% de la radiación UV y reducen el deslumbramiento.
Quienes deben extremar las medidas de precaución son las personas con ojos y piel claros. También los niños y aquellos operadas de cataratas o una cirugía refractiva ya que esta técnica adelgaza la córnea, por lo que permite entrar más radiación.
María Naranjo
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