Cartas de lectores
Año CXXXVII Nº 49674
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 25/11
Mujer 25/11
Economía 25/11
Señales 25/11
Educación 24/11
Estilo 10/11
Página Solidaria 17/10

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 02 de diciembre de 2007  
Inexperiencia mortal

El sábado 3 de noviembre a las 22 la empresa Medicina Domiciliaria SRL–AMEN 458-6328 envió una ambulancia a cargo de una joven médica para que asistiera a mi padre, que tenía un intenso dolor en la espalda. Luego de seguir con el procedimiento de rutina para el caso, que incluyó un electrocardiograma y el control de la presión arterial, la doctora le inyectó media ampolla de Diazepan como relajante muscular y mi padre quedó esperando que en algún momento la cediera la contractura que había diagnosticado, hasta que falleció en la madrugada del domingo. Esta supuesta contractura resultó ser (consultando a otros médicos) una aneurisma disecante de aorta. Nadie de nosotros sospechó que podía ser de semejante gravedad, debido a que, con sus 67 años, era muy activo y nunca había tenido nada que lo relacionara. Ahora, sólo con buscar en internet me entero que uno de los síntomas de esta falencia es dolor intenso en la espalda. ¿Por qué la doctora no intentó prevenir algo más grave derivándolo a un hospital o al menos alertándonos? ¿Ignoraba que un electrocardiograma no es determinante para detectar esta afección? Mi padre, derivado a tiempo, pudo ser salvado con una operación de urgencia aunque muy riesgosa y costosa, pero ante una advertencia concreta se actúa diferente. Quizás ese no fue su destino, sólo fue la inexperiencia o tal vez el desgano laboral de alguien que no atendió a mi padre como si fuese el suyo.

Germán Alabern

[email protected]


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados