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 domingo, 25 de noviembre de 2007  
El cambio del Mediterráneo

Unas vacaciones clásicas junto al Mediterráneo incluyen tomar sol en la playa y bañarse en el mar. Pero dependerá del cambio climático si esta situación sigue siendo así en el futuro. Nadie puede predecir hasta ahora qué influencia tendrá el calentamiento global sobre el turismo en el Mediterráneo.

   Pero hay algo que, según los investigadores, está claro: “El cambio climático es el mayor desafío para el turismo”, dijo hace poco Antonio Navarra, del proyecto Circe (Cambio Climático e Investigación de Impacto: el Medio Ambiente del Mediterráneo), en un seminario sobre cambio climático en el espacio del Mediterráneo en la Universidad de París. Allí, científicos y expertos en turismo debatieron sobre cómo los países del Mediterráneo se pueden preparar para las consecuencias del cambio climático.

   “La costa italiana es un buen ejemplo”, comentó Navarra. “Allí el turismo evolucionó en los últimos años de manera que la clásica vida playera apenas tiene un papel”, dijo. Muchos turistas llegan atraídos por otras ofertas de entretenimiento. Piscinas, discotecas, desfiles de moda, cursos de yoga y otras actividades se volvieron cada vez más importantes. Posiblemente en el verano habrá menos turistas, porque hará demasiado calor. A cambio, la temporada podría extenderse hasta bien entrado el otoño. Circe ya desarrolló varios escenarios para poder valorar mejor las posibles consecuencias del cambio climático en el Mediterráneo.

   Así, por ejemplo, la ciudad costera egipcia de Alejandría, ubicada en el delta bajo del Nilo, corre especial peligro en el caso de un aumento del nivel del mar. Y por los veranos más cálidos allí podrían extenderse rápidamente las enfermedades. En las costas de Valencia, en España, el agua del mar corre el riesgo de contaminarse cada vez más. El espacio del Mediterráneo es popular entre los turistas del norte de Europa por sus veranos cálidos y secos. Pero no debe excluirse la posibilidad de que en el futuro el verano sea tan cálido que lleguen menos turistas, advierten los expertos. Aunque también piden calma, porque las consecuencias reales aún no se pueden calcular.


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El sol del Mediterráneo sigue siendo un imán para los turistas.


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