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 domingo, 25 de noviembre de 2007  
La magia de los camposantos del mundo

Visitar cementerios puede parecer un programa poco seductor. Sin embargo, el mundo está lleno de cementerios fascinantes donde se encuentran historias románticas y la última morada de personajes muy famosos.

   La capital checa, Praga es una de las ciudades más hermosas de Europa, con sus iglesias barrocas, sus calles empedradas y sus cervecerías de anchos portones y techos de tejas rojas. Luego de cruzar el río Moldava por el puente de Carlos para ir de la ciudad Vieja a la ciudad Pequeña o Malá Strana hay que trepar una calle empinada.

Hacia arriba se llega al barrio de Josefov, un antiguo barrio judío con seis sinagogas y muchos bares con ventanas de doble vidrio para que en el crudo invierno no entre el frío de la nieve.

En los bares no faltan referencias al Golem, personaje legendario creado por un judío de estas calles, que le insufló vida a un muñeco de barro al que tuvo que destruir cuando éste se volvió inmanejable.

   Esta historia que fue recogida por escritores como Isaac Bashevis Singer y Jorge Luis Borges sigue llenando al barrio de misterio. Pero el misterio mayor es cómo han podido sepultarse treinta mil personas desde 1439 hasta 1787 en el pequeño cementerio judío que marca el centro exacto del barrio. Quita el aliento ver esa cantidad enorme de lápidas de piedra gastada y renegrida, arrumbadas, inclinadas y apiladas unas sobre otras, como peleando un lugar en el recuerdo. Todas están protegidas por un techo verde de robles y castaños.

   La parte triste de la historia, sin embargo, no está en el cementerio de Praga de los que murieron en paz, sino en el Museo Estatal Judío que exhibe candelabros y estrellas de David que se pudieron recuperar después de los destrozos y saqueos sufridos por el barrio en la Segunda Guerra.



Sinagoga de Pinkas

En la Sinagoga de Pinkas figuran los nombres de casi ochenta mil judíos asesinados durante el genocidio nazi, la mitad de ellos habitantes de la ciudad de Praga.

Y en otro museo se exhibe el máximo horror de la guerra: la manera en que los niños prisioneros contaron en sus dibujos el horror vivido en el campo de concentración de Terezin.

El cementerio, al lado de esto, es un remanso de paz y alegría en torno al cual los jóvenes de Praga se reúnen a tomar sus buenas cervezas Pilsen.



Descanso de poetas

Bajando del subte en la estación Pirámide, y caminando por la vía Caio Cestio, en Italia, hasta llegar al número 6, se llega a este encantador jardín arbolado, donde yacen las tumbas de algunos de los alemanes e ingleses más famosos del siglo XVIII. Antes de llegar, en la misma calle le sorprende la visión de la extraña pirámide tipo egipcia que mandó a construir el pretor (juez) romano Cayo Cestio en el año 12 a.C., cerca de la Porta di San Paolo, para que le sirviera de mausoleo.

   El cementerio protestante funciona como tal desde 1738 para los no católicos de Roma. Entre sus intrincados senderos se encuentra la tumba del famoso poeta romántico John Keats, muerto de tuberculosis en1821, cuyo epitafio reza con humildad: “John Keats, joven poeta inglés: aquí yace un poeta cuyo nombre fue escrito en el agua”. A su lado se guardan los restos de su amigo y poeta Joseph Severn (fallecido en 1879). Muy cerca, también, se encuentra la tumba de Percy Bysse Shelley, quien fuera uno de los más altos exponentes del romanticismo rebelde, autor de ensayos filosóficos en contra de los dogmas y el autoritarismo.

   Su vida fue tan romántica como su obra: estando casado, huyó a Roma con la novelista Mary Wollstonecraft (conocida más tarde como Mary W. Shelley), hija de la homónima primer feminista del mundo y autora de la famosísima historia del monstruo de Frankenstein. Sólo se casó con ella al enterarse de que su esposa se había suicidado ahogándose en un estanque de un parque de Londres. Cultivó la amistad con el poeta lord Byron hasta que en 1822, poco antes de cumplir los 30 años, Shelley murió ahogado en una tormentosa travesía en barco de Livorno a La Spezia. A su cuerpo, hallado en la playa, se lo sepultó directamente en este cementerio, el favorito de los amantes de la literatura inglesa.



Tumbas de famosos

Al final de la avenida de la República, en lo alto de una colina, está el más grande y famoso cementerio del mundo, que ya existía en el Medioevo. Tal vez porque desde él se obtienen magníficas vistas de París y sus castaños están llenos de alondras, este cementerio no tiene en absoluto un clima melancólico.

Hay tantos famosos enterrados en este lugar, que más parece una galería de esculturas al aire libre que un camposanto. Entre los monumentos más admirados están las famosas figuras de Abelardo y Heloísa, los amantes del siglo XII, que yacen uno junto al otro bajo un techo gótico.

También se encuentra la bella escultura moderna de Oscar Wilde hecha por Jacob Epstein, y la tumba de la escritora norteamericana Gertrude Stein, quien fuera mecenas de exponentes del modernismo como Pablo Picasso, Matisse, Braque y Hemingway, a quienes solía reunir en su casa.

Entre las más brillantes figuras de las cultura se encuentran La Fontaine, Moliere, Balzac, Daumier, Ingres, Delacroix, Corot, la cantante Edith Piaf y compositores como Rossini y Chopin.

  Y hay muchos otros para nombrar. Pero la tumba más visitada año tras año es la de Jim Morrison, el líder del grupo The Doors. El mismo Morrison había visitado el cementerio una semana antes de morir por sobredosis en un departamento de París —el 7 de julio de 1971— y expresó, proféticamente, el deseo de ser enterrado aquí. Su descanso final es el cuarto lugar más visitado por turistas que llegan a París, después de la Torre Eiffel, Notre Dame y el Centro Pompidou.

En éste lugar hay cámaras por todos lados en torno a la tumba, debido a que los fanáticos ya se han robado cuatro lápidas.

Finalmente, los padres de Morrison colocaron en 1991 una lápida que reza la ambivalente frase en griego “Kata Ton Daimona Eaytoy”, que se presta a dos interpretaciones: en griego moderno significa: “Al espíritu divino dentro de él”, y en griego antiguo puede traducirse como “Creó sus propios demonios”. El cementerio queda en el bulevard Menilmontat a pasos de la estación del subterráneo Pere Lachaise. El barrio residencial ubicado al norte de la ciudad de Londres, lleno de mansiones de mercaderes que se enriquecieron en los siglos XVII y XVIII, es también el lugar donde se encuentra el cementerio histórico de esta gran metrópolis.
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Cementerio judío de Praga.

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