Viajeros del Tiempo

Rosario 1905/1910

Por Guillermo Zinni / La Capital

Caos vehicular. El problema del tránsito ha sido en todo tiempo una ardua cuestión sobre la que se ha legislado -quizá más de lo suficiente- pero sin lograr hasta el momento ordenarlo. En nuestra ciudad, todo lo que se refiere a ordenanzas sobre el tránsito es letra muerta. Los vehículos se desplazan por las calles libremente, y como si se tratara de un juego alegre y bullicioso, no se tienen en cuenta para nada las señales que indican la mano de la calle o el lado en que deben circular los vehículos. Estas faltas conducen con frecuencia a accidentes que muchas veces son de fatales consecuencias, y en ciertos días de semana y a determinadas horas se producen aglomeraciones de coches, tranvías, carros y hasta bicicletas que forman una muralla infranqueable de vehículos que cuesta un triunfo hacerlos enfilar por diferentes calles a fin de conseguir un paso libre en tan enmarañado nudo. ¿Cómo se puede subsanar o evitar este mal? Adoptando enérgicas medidas contra los infractores a las ordenanzas municipales e imponiendo multas ejemplares contra los conductores que se jactan del fracaso de los reglamentos. (1910)

Humillando ciudadanos. Todo el vecindario del Batallón 11 de Infantería de línea destacado en Puerto San Martín comenta con tristeza las crueles y vergonzosas humillaciones que allí se impone a los jóvenes conscriptos. Si uno de ellos, por ejemplo, al recibir instrucción militar, es torpe en el paso o equivoca un movimiento, se lo condena a ponerse en “cuatro pies”, y debe mantenerse en esta postura hasta que todos sus compañeros le pasen por encima pegándole al mismo tiempo una palmada en las nalgas, algo que es totalmente impropio de las energías militares y varoniles. (1910)

Huelga de electricistas. Ayer abandonaron sus tareas habituales los obreros electricistas de varios talleres de la ciudad, en virtud de no haberse aceptado el pliego de mejoras laborales propuesto. La huelga es parcial. (1910)

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