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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
Estimulación musical del bebé
El entorno auditivo del feto está constituido por un universo sonoro constante, estimulante y muy complejo. El bebé recibe a través del sonido información rica y variada. En este ruido casi monótono de fondo pueden percibirse de manera episódica: los ruidos de origen materno y los del entorno fetal; los ruidos de la actividad cardiovascular, los de las vísceras y del aparato digestivo, además de la circulación de la sangre por el cordón umbilical, el corazón del propio bebé, sus movimientos, la voz de la mamá y los ruidos exteriores.
La intensidad de los ruidos que conforman la atmósfera sonora intrauterina se encuentra aproximadamente entre los 70 y 84 decibeles.
El feto necesita de todos estos estímulos para el desarrollo de su sistema nervioso. Las frecuencias altas atraviesan mejor la pared abdominal y son las que percibe mejor el bebé. Por este motivo la música tiene una excelente transmisión.
El feto tiene una serie de sonidos que le son familiares. Entre ellos, por supuesto la voz de la mamá, la de su papá y el latido del corazón.
Cuando el bebé nace debe hacer un esfuerzo muy grande para adaptarse a la nueva vida extrauterina. Los estímulos son muy diferentes y llegan de todas las direcciones. Los bebés recién nacidos sienten mayor atracción por los sonidos agudos que por los graves y tienen preferencia por la voz femenina más que por la masculina. Esto está implícito en nuestra especie. Si no, obsérvese que cuando uno le habla a un bebé lo hace inconscientemente con la voz más aguda, como si así nos entendiera más. Esto no es casual. Los sonidos agudos son los que mientras estaban en el útero se diferenciaban más de la atmósfera sonora descripta anteriormente. También, a la hora de elegir juguetes o sonajeros prefieren los que tienen sonidos más agudos. ¿Será por esto que no existen sonajeros que suenen grave?
El desarrollo cerebral se incrementará si se brindan los estímulos apropiados para que esto pase. Pero dependerá de lo que la mamá le haya transmitido emocionalmente junto con el estímulo. La audición va a indicarle lo que sus ojos todavía no ven.
La música como huella
Al escuchar cierto tipo de música el bebé por nacer asocia sentimientos de confianza, seguridad, armonía, protección y, sobre todo, amor. Ciertas melodías ayudan al bebé por nacer a desarrollar sus ondas cerebrales y el sistema nervioso, estimulando el aprendizaje auditivo, la preparación verbal, musical y la memoria. También ayuda a disminuir las tensiones, apoyando el crecimiento y desarrollo de la inteligencia kinestésica.
La música opera como neurotransmisor directamente sobre el sistema celular hipofisiario del feto, dejando impreso un registro a modo de huella. Por lo tanto van a quedar grabadas en diferentes sensaciones que le remitirán a ese estado placentero que vivió durante la gestación.
En general para la estimulación musical durante el embarazo se utiliza a Mozart o Bach, música que contenga sonidos de la naturaleza, canto de ballenas y delfines o sonidos del mar, música instrumental con piano o arpa. En caso de no ser ninguna de ellas elegir la preferida por los padres. Lo más importante es lo que llega junto con las melodías, que será lo que percibirá el bebé.
Algunos estudios demuestran que la música influye sobre el cerebro y mejora las habilidades en los bebés, niños y adultos. No solamente activa las redes neuronales, sino que incide también en la concentración, atención y la memoria, fundamentales para el proceso de aprendizaje. De esta forma no sólo estimula su percepción auditiva, sino que contribuye a su desarrollo mental y emocional.
Es importante para el bebé elegirle canciones para los distintos momentos del día. Acostumbrarlo a esos sonidos y relacionarlos con las diferentes actividades contribuye a que se sienta más seguro y confiado. Del mismo modo, es importante también que pasen momentos disfrutando del silencio, dejándolos jugar e imaginar libremente.
Carolina Sdrigotti
Fonoaudióloga
[email protected]
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