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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
El cazador oculto: "“La pantalla rosarina se renueva”
Ricardo Luque / Escenario
La pantalla chica se renueva. Igual que cualquier hijo de vecino, la televisión, cuando se aproxima diciembre, empieza a hacer planes para el año que se avecina. Los canales son un hervidero. Nadie se quiere quedar afuera de las grillas que se están preparando para enfrentar una nueva batalla de la guerra del rating. Los guionistas desempolvan viejos libretos, los actores refrescan sus sonrisas de salón, las vedettes ensayan pasos de baile. Todos quieren estar listos para que, cuando les llegue el gran momento, no desperdiciar la oportunidad. Tanta agitación hace que en los pasillos de los canales, los bares de Palermo Hollywood, los despachos de las productoras, se respiren nuevos y buenos aires. La revolución que sacude a la industria televisiva porteña contagió a los rosarinos. Las oficinas de los ejecutivos de los canales locales fueron arrasadas por una incontenible tormenta de ideas. No hubo alerta meteorológico capaz de prevenirla. Parece que en la nueva temporada, al fin, habrá cambios. Pese al hermetismo que rodea a los proyectos, se filtraron algunas de las novedades que se disfrutarán en la pantalla. Ariel Bulsicco, el Dorian Gray de las noticias de Canal 5, cambiaría el gel por la permanente. Su intención es darle un toque juvenil al noticiero del mediodía y parece que el “look afro” es lo último en las discos de Londres. Luisito Novaresio también estaría dispuesto a asumir el riesgo de modernizarse. Quiere borrar la imagen conservadora que dejó cuando formó pareja con Mariano Grondona. Su idea revolucionaria es usar una boina calada y fumar, como su maestro, habanos. Eso, sumado a su barba setentista, le daría un toque Che Guevara, que sería el perfil que está buscando. La fiebre innovadora infectó también al cable. El cambio más radical lo haría Oscar Bertone. El animador de la mañana tendría en la cabeza una gran idea para dar un vuelco de 180 grados a su imagen. ¿Cuál es? Quiere tener buen humor. Y para lograrlo dejaría de mirarse en el espejo al levantarse. Que es, dicen, lo que lo enfada.
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