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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
Biocombustible: los límites de la ley
El analista Claudio Molina dijo que hay que adjudicar cupos por licitación pública
En la Argentina “somos dependientes en un 90 por ciento del petróleo y del gas, y esto es algo así como estar sentados arriba de un volcán”, resumió Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles (AAB) para definir con una metáfora la situación en la que el país se encuentra en materia energética.
El especialista, quien participó en Rosario del seminario organizado por Fundación Osde “Biocombustibles, una oportunidad para el agro, una oportunidad para la Argentina”, fue muy crítico de la política de retenciones a los hidrocarburos que dispuso el gobierno y aseguró que “establecer alícuotas infinitas de derechos de exportación es sin dudas una confiscación”. Por eso, insistió en la necesidad de que el país comience a rever su matriz energética y aproveche las ventajas que ofrece su esquema industrial y productivo para el desarrollo de los biocombustibles. “En Brasil las energías alternativas ocupan un lugar muy importante, a diferencia de nuestro país”, dijo.
Para Molina, “el desafío para la industria aceitera es avanzar en la produccion de biodiesel”, un proceso que implica importantes inversiones pero en el cual ya existe el conocimiento y las materias primas para hacerlo.
Según explicó el director de AAB, la región está asistiendo a un boom de inversiones del complejo exportador y “sin dudas vamos a tener una segunda marcha de San Lorenzo porque esta ciudad se ha convertido en un polo impresionante de cara al potencial de Argentina”, dijo.
Pero no sólo se trata de la producción de biodiesel sino de un polo energético que incluye agroindustria, energía y lo que viene a futuro como la oleoquímica, la alcohoquímica, la sustitución parcial del producto del complejo petroquímico.
—¿Qué opina del sistema de cupos que establece la ley de biocombustibles?
—Creo que hay que llevar esto al terreno de la licitación pública. Hay demanda cautiva —porque la ley establece un corte obligatorio y todos como consumidores vamos a comprar indirectamente biocombustibles—, hay precio para estas operaciones en el mercado interno que lo va a definir el Estado, con lo cual se parece más a una tarifa que a un precio. Las petroleras están obligadas a incorporar biocombustibles comprándole exclusivamente a los establecimientos que sean calificados. Y en el inciso 4 del articulo 15 se establece una garantía —esto no fue reglamentado aún— por el cual el Estado le asegura a quién esté calificado que todo lo que produzca se coloca. Se parece a un servicio público, no es pero se parece. Entonces el cupo debería ser otorgado por licitación pública.
—En EEUU los analistas aseguran que la rentabilidad de las empresas de etanol no está siendo la esperada. ¿Es negocio para la Argentina?
—En Estados Unidos y Europa los biocombustibles no son competitivos. Tienen incentivo del Estado. Cuando se habla de que la rentabilidad no fue la que se esperaba es porque se está pensando en un etanol que valía 4 dólares el galón y ese precio se derrumbó. Miden las cosas observando el momento en que el repago de las plantas con el subsidio del Estado y con esos precios era muy rápida. La situación hoy se normalizó. Tampoco es cuestión de que la sociedad pague precios alocados de un producto que es muy bueno desde lo ambiental pero que tiene que estar equilibrado. Ahora se van sincerando algunas variables. Además hay una campaña de algunos países de la Opep que están muy enojados porque el presidente estadounidense dijo que en diez años se va a sustituir el 20% de las gasolinas, es decir unos 132 millones de metros cúbicos de etanol que reemplazarían a la gasolina o el petróleo.
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