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domingo,
25 de
noviembre de
2007 |
Usurpan el predio de un centro comunitario en Tío Rolo
Unos 60 chicos realizan deportes en la entidad que se solventa con fondos de la provincia
“Que paradoja, el centro se llama «Crecer en un mundo mejor» y es lo que menos pueden hacer en estos días los 60 chicos del barrio que vienen acá a recrearse”. La queja corrió ayer por cuenta de María Rosario Rodríguez, coordinadora del centro comunitario ubicado en la calle 2131 del barrio de la zona sudeste, Tío Rolo. La mujer denunció en la comisaría 33ª que dos personas “usurparon violentamente” el patio trasero del espacio solidario que funciona desde hace 4 años con fondos provinciales.
Y agregó que la denuncia fue elevada a la Justicia, pero “ni la policía, ni los jueces, hasta ahora, dieron algún tipo de respuesta”, aseguró la mujer.
Según su relato, dos personas adultas y de sexo masculino trasladaron “una carnicería desde la esquina, al domicilio ubicado al lado del centro y, en la parte de atrás, donde se abre un espacio de 11 metros por 30 (correspondiente a su terreno) armaron una vivienda precaria donde vive una pareja. Allí estacionan una chata, faenan chanchos y hasta dejan a sus caballos”, indicó la mujer y subrayó que tras las denuncias fue amenazada junto a su familia por parte de los usurpadores.
Escuelita. En el centro funciona una escuelita deportiva donde un profesor organiza durante el año actividades para chicos de 6 a 17 años y en verano se implementa una colonia de vacaciones.
“Pero con este problema no podemos hacer nada, se supone que acá, donde no damos de comer ni la copa de leche porque hay otros lugares que sí lo hacen en el barrio, intentamos sacar a los chicos de los peligros de la calle con actividad deportiva y cultural, y nos sucede esto tan violento; sufrimos amenazas y a mi marido hasta le quisieron pegar”, lamentó la mujer.
Rodríguez aseguró haber ido ayer a los Tribunales provinciales y, como no fue atendida, volverá “mañana mismo (por hoy)”. Es que, según repitió una y otra vez, se siente “desamparada” y tiene miedo por su familia y los chicos que acuden al centro. “Nos hemos reunido con los vecinos del barrio para debatir el tema pero sin ayuda de la Justicia o la policía, ¿qué podemos hacer?”, se preguntó finalmente la señora.
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