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 domingo, 11 de noviembre de 2007  
[muestras]
Los objetos quieren cambiar
Cristina Rodríguez presenta “Excesos”, cuadros e instalaciones a los que define como un “derrame de delirio”

“Los objetos cotidianos siempre quieren cambiar, yo los ayudo”. Esa es una pista. Hay otras: “Siempre escuché consejos, por suerte eso fue hace mucho”, por ejemplo. Y sobre todo la siguiente: “Cuando me preguntaron qué era exceso contesté: «un derrame de delirio»”. Esas ideas, consignadas en un curioso catálogo circular, proporcionan algunas de las claves de “Excesos”, la muestra que Cristina Rodríguez presenta en el salón de usos múltiples del primer piso del Palace Garden.

   Tal como lo explica ella misma, el exceso supone cierta falta de límites en la composición de una obra. “Si nadie me pone una disciplina yo puedo seguir volando. A veces necesito que me frenen”, dice Cristina Rodríguez, y por eso no se cansa de demostrar su gratitud hacia Nicolás Boni, a cargo del diseño expositivo y el montaje de las obras, y Chachi Verona.

   “Hace un año que empezamos a mirar y a pensar en esta muestra. Nicolás es muy estructurado y yo no; entonces pudimos trabajar muy bien”, cuenta la artista.

   La muestra presenta objetos reversionados en forma minuciosa. Un maniquí vestido con tuercas, arandelas y tornillos, y otro con acrílico. Una rampa donde permanece suspendida una silla con patinetas. Tambores de azafrán que derivaron en sillas. También hay escenas desplegadas en las paredes, fuera de cualquier marco: una especie de interior femenino con changos y un secador de pelo, un jardín con una mariposa de mostacilla. Y un toque de glamour, por un lado con el cuadro “Diosas”, montaje de senos geométricos y labios encendidos, y por otro con Betty Boop, como una especie de ángel tutelar.

   “Hay un exceso de colores, de formas, de técnicas, de usar uno u otro elemento, las luces y lentejuelas, el brillo, el armado de cada obra”, dice Cristina. Pero ese exceso, y la indisciplina que reconoce, no suponen que acuda a cualquier recurso. Cuando Cristina Rodríguez pone manos a la obra el trabajo parece no tener fin. Es difícil que ella se canse. Incluso cuando no trabaja está trabajando. “Cuando no sé qué obra hacer me pongo a hacer cajitas con llaves, con perlas, con canutillos: ahí empiezo a encontrar la obra que quiero hacer”, cuenta.

   En la pared izquierda de la sala, la conjunción de colores y formas figura un movimiento de peces. Por un momento. la artista parece verlo por primera vez. “Yo no quiero poner más el marco, quisiera que volara todo”, dice.

   Cristina Rodríguez presenta también sus objetos encontrados. Aquello que rescató del uso cotidiano: “Al ver un objeto siempre encuentro algo, imagino que puede ser otra cosa, o que le voy a dar cierto color u otra forma. A veces no llego a lo que quería y a veces es algo mejor de lo que esperaba”.



Hasta el 18 de noviembre en el Palace Garden, primer nivel, Corrientes y Córdoba.
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“Si nadie me pone una disciplina yo puedo seguir volando”, dice Cristina Rodríguez.

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