Lució ganador

Javier parenti / La Capital

Sólo un resultado servía. Tiro Federal debía perseguirlo a como dé lugar. Lo necesitaba urgente. No tenía opción. Ningún contratiempo debía impedírselo y jugó con esa idea. Se le complicó. Se salvó en varias. Tuvo una. Y fue gol. Triunfo. Ilusión.

   El rival contaba, un Ferro devaluado pero complicado. Un equipo que cada vez que tuvo chances chocó contra el mejor Silvonei que se vio en Tiro. Un adversario que también pelea por sumar centésimas de promedio. Once jugadores que desde el minuto 26 se vieron igualados por el coraje de los diez tirolenses que habían quedado por la expulsión, sin dudas apresurada, de Becerra.

   Y los Tigres mostraron sus garras. Las principales fueron las del brasileño Silvonei para tapar con el pie izquierdo un gol que parecía hecho por Federico González (16’), el cabezazo que le detuvo a Salmerón (45’), la pelota que le robó del buche a Kmet (51’), la triangulación que desbarató a los 56’ y aquel último centro que terminó en sus manos después de un cabezazo de Monje (89’). ¿Alguna duda de que fue figura?

   Era lógico que Ferro tuviera varias con un hombre más, un handicap que hoy en fútbol es casi siempre clave. Suerte que existe ese casi y Tiro Federal le opuso resistencia a la adversidad. Quiso ganar y buscó hacerlo.

   Como en la primera que desperdició Cristian Carnero (23’), como la revancha que tampoco concretó por definir mal pese a resolver con el lujo de un caño al ingresar al área (55’).

   El no pudo y el Chaucha Bianco buscó otro que disparara certeramente. En el banco estaba Armani y tenía que debutar. Tal vez él podría. En la primera no lo consiguió porque el derechazo para concluir una gran asistencia de Vilce se fue cerca del palo izquierdo (73’), pero él sí se tomó revancha un par de minutos después.

   Tiro libre desde la izquierda y desde los pies de Croce al primer palo para que el salto de Armani sea ganador. Peinada a la red. Locura para festejar. El gol del triunfo. El de ese resultado que era el único que le servía a Tiro.

   Pero al partido le quedaban quince minutos, una eternidad. Un tiempo en el que los dueños de casa debían impedir que se les esfumara la victoria.

   Y jugaron en función de ello haciendo que los intentos de los verdes de Caballito no maduraran. Pusieron, entendieron que era cuestión de todos y festejaron entre todos.

   Ese triunfo impostergable. El que le dio valor al último empate en el sur (el 1 a 1 ante CAI). El que alienta a llegar con más confianza a la cita del viernes ante Instituto, en Córdoba. El 1 a 0 con gol de Armani, que se vistió con su mejor traje de goleador para que la esperanza de salvación de Tiro Federal tome color. l