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domingo,
28 de
octubre de
2007 |
Economía social. Nuevo intento para recuperar éstas organizaciones
Las cajas de crédito van por un lugar en el financiamiento al sector productivo
Una reglamentación del BCRA mejora las condiciones para que vuelvan a operar
Clarisa Ercolano / La Capital
A 30 años de que una ley impulsada por José Alfredo Martínez de Hoz las suprimiera, las cajas de crédito de cooperativas (CCC) tienen una nueva chance para resucitar. Desde 2003 hubo varios intentos para permitir el regreso de estas entidades propias de la economía social, pero recién ahora, a partir de una nueva reglamentación del Banco Central que flexibilizó los requisitos de constitución y funcionamiento, estarían dadas las condiciones para que comiencen a operar otra vez. Según analistas y dirigentes cooperativistas, la recuperación de este instrumento de ahorro y crédito regional podría beneficiar a más de 700 poblaciones en todo el país.
Las cajas de crédito cooperativas tuvieron su época de esplendor en los años 60, cuando llegaron a sumar casi mil entidades y captaban el 13% de los depósitos del sistema financiero. Después de una década de sucesivas disposiciones que limitaron su accionar, finalmente fueron suprimidas en 1977 por la dictadura militar a través de la ley 21.526. Muchas de ellas terminaron convergiendo en esa época en bancos cooperativos.
Luego de la crisis bancaria de 2001 la necesidad de recrear instrumentos de financiamiento para las economías regionales impulsó una avanzada para recuperar estas negociaciones. En 2003 se sancionó la ley 25.782, conocida como la ley Polino, reglamentada por el BCRA en dos oportunidades. Sin embargo, las duras exigencias en los requisitos para constituir las cajas de crédito y los límites a las operaciones, sobre todo en depósitos y préstamos pero también en la emisión de letras de cambio (el cheque de las cajas), desalentaron los más de 40 proyectos que llegaron a pergeñarse desde distintas entidades cooperativas.
Finalmente, en diciembre del año pasado se sancionó la ley 26.173, que creó un nuevo marco normativo para el sector y, hace pocos días, se conoció la reglamentación del Central. Entre otras cosa, la autoridad monetaria autorizó a las cajas cooperativas a contar con hasta cinco sucursales y a operar libremente sin obligación de aportes mínimos de dinero por parte de los socios. Aunque se elevan las exigencias de capital mínimo, se flexibilizan las condiciones para constituirlo y además se elevan los topes de depósitos y préstamos. Un tema fundamental es que reviste a las letras de cambio (órdenes de pago contra depósitos) con los mismos atributos que el cheque y las convierte en un documento compensable dentro del sistema naiconal de pagos (clearing).
La reglamentación fue diseñada en consenso con representantes del sector cooperativo argentino, incluyendo a su autoridad de contralor y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). También fueron consideradas las experiencias internacionales exitosas, como los casos de Canadá, Italia y Alemania, cuyas legislaciones sirvieron de modelo.
Juan Carlos Fissore, presidente de Cooperar, una de la entidades que bregó con mayor fuerza para lograr el pleno funcionamiento de las CCC, se mostró optimista porque “es el comienzo de una estrategia diferente”. Entre los puntos a destacar resaltó la menor necesidad de capital para conformar la cooperativa, la esencia primaria de “un hombre igual a un voto”, los préstamos a tasas bajas, la posibilidad de contar con cajeros automáticos y de conformarlas con el sólo trámite de realizar un sencillo curso.
Desde Cooperar explicaron también que fueron especialistas italianos los que asesoraron para mejorar las leyes existentes. “Fue el país que mas creció gracias a el ahorro del pueblo en este tipo de cajas y a la reinserción de créditos blandos para reforzar las pequeñas economías regionales”, explicó Fissore.
Servicios a medida
Mario Schujman es abogado y especialista en economía social. Explicó que éstas entidades van a poder brindarle a la población local eficaces instrumentos de pago, atender todo tipo de servicios de cobros, de débitos y actuar como fiduciarios o mandatarios. “Van a poder prestar en cada caso servicios adecuados a las necesidades de sus asociados”, dijo.
Schujman valoró que los potenciales clientes serán atendidos en todos los casos por sus mismos vecinos. “Los conocen y conocen sus necesidades mucho mas allá de lo que puede apreciar un empleado de una megaestructura financiera con casa central en la Capital Federal o en Nueva York”.
Por fuera de las grandes ciudades, las cooperativas y mutuales tienen modelos similares para gestionar telecomunicaciones o energía, por lo que se puede hablar de un auge de esta forma de organización.
“Están de tal manera incorporadas a la vida cotidiana que sólo cuando alguna tiene problemas es noticia, pero la mayoría funciona con eficacia económica y social desde hace décadas”, reflexionó.
Sin embargo, el especialista consideró que hay “un tibio intento de democratizar la economía restituyendo al estado sus funciones estratégicas y de promover a las organizaciones de la sociedad civil”. Y opinó que las cajas “no vienen a competir ni con los bancos ni con las mutuales o las ONG”. Apostarán a prestar servicios a un sector muy importante que no lo está recibiendo.
Las CCC deberán aplicar no menos del 85% de sus recursos al financiamiento de actividades productivas y de consumo generadas en su zona y no podrán transferir fondos hacia grandes centros financieros urbanos. Según estudios previos, se espera que se constituyan en un “puente de plata” para aquellas organizaciones informales que atraviesan dificultades para adaptar su funcionamiento al marco legal vigente.
Un experto en la materia, Miguel García Camacho, describió la importancia de que las cajas de cubran las necesidades de un segmento que necesita bancarizarse y al cual los bancos no responden con la agilidad y conocimiento necesario. “El interior había perdido la banca regional y por las limitantes de la normativa bancaria, la concentración financiera dejó de atender en la fluidez y en los montos a las pymes”, dijo.
Destacó además que la reconstitución de un sistema financiero regional permitirá acortar los tiempos de respuesta, ya que no es lo mismo para una firma del interior que contaba con una entidad regional y que ahora cuenta con una sucursal con casa central en Buenos Aires o en el exterior. “Aún así, todas las entidades financieras son necesarias, basta recordar que una empresa que opere con una caja de crédito lo puede hacer sólo en pesos, si tuviera que realizar alguna operación de comercio exterior lo debe hacer con un banco comercial”, señaló.
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El sector productivo, objetivo clave de financiación para las cajas.
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