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 domingo, 29 de julio de 2007  
La mesa de los galanes: "Todo empezó con el negro"
Fontanarrosa hizo un culto de la amistad y de la charla de café. Aquí lo evocan algunos de sus compañeros en las famosas reuniones del bar El Cairo

Rafael Oscar Ielpi

La Mesa de los Galanes, esa mítica reunión diaria de amigos que se aglutinaron en torno a la figura de Roberto Fontanarrosa y mantuvieron el espíritu de El Cairo y lo hicieron conocido más allá de los límites de la ciudad de Rosario es un fenómeno casi único. Aunque en cada club de barrio haya mesas que se distinguen por las características de sus parroquianos no debe haber demasiadas que puedan parangonarse con la fama de ésta, la mesa que llegó a la literatura, a los escenarios de los teatros y hasta a las leyendas que varios mitómanos se encargaron de crear, con ellos como personajes partícipes de esa comunión diaria de ingeniosos personajes.



  •   —Todo empezó con el Negro Fontanarrosa. Lo ha escrito, lo ha demostrado y dicho mil veces, el cariño que tenía por El Cairo. El vino al bar después que yo había entrado a trabajar. Ya en el 75 venía el Negro al bar. Otros personajes que recuerdo de la mesa eran el Chelo Molina, el Pitufo, el Negro Centurión, Rodolfo Belmondo, Chiquito Reyes. el Pelado Reinoso, que tenía el programa La Linterna y siempre quería llevarnos al Negro Moreyra y a mí, pero no fuimos. A Malena Cirasa la veo seguido y tengo un cariño muy grande por ella. Ella y la Turca eran las únicas mujeres. Esa mesa era el foco de atención de El Cairo. El Negro venía a las 7 y se quedaba hasta las 9, en esas dos horas el movimiento era impresionante. Era una mesa sana. Fue la mesa más fiel. Hasta último momento, se quedaron, aguantaron a ver si había un cambio. Hicieron lo imposible para formar un grupo.... Un muchacho Gary, que ahora está en España, era el que se encargaba de ver si se podía conseguir algún sponsor para colaborar con El Cairo. El bar era conocido internacionalmente, yo he recibido cartas de gente de España. (Chiche Bratch, mozo histórico de El Cairo)



  •  —No sé cómo me verán los integrantes de la mesa, que cuando yo ingresé tenía componentes con 10 años de relación. Hoy ya pasaron 20 años y me parece que me sentí siempre muy cómodo. Creo que la mesa siempre tuvo una condición así como de puertas abiertas: uno podía llegar a estar ahí. Y después, lo que Fontanarrosa ha aclarado más que nadie, y es que la mesa es uno de esos lugares donde parecería que uno viene y no tiene que estar con demasiado esfuerzo, donde viene a relajarse y a intervenir en algunas conversaciones y a pasar desapercibido en otras. Es una mesa de relax. Yo me divertía mucho, para mí era un lugar para ir a divertirme. Después pasaron 20 años con mucho recorrido, pero el tinte general sigue siendo venir a la mesa de El Cairo, cortando con tu laburo; te distendés y cortás un poco con lo cotidiano y con los temas importantes. Siempre se ha hablado de todo y en forma espontánea. Por supuesto que cuando uno entra en el terreno político a veces se han suscitado discusiones en términos ideológicos pero sin llegar a fricciones de importancia. Me parece que en términos generales se habla de fútbol, de las minas y el humor. Me parece que algo de humor, de ironía de esa cuestión, está siempre presente. Al único que no lo cargamos mucho o le hicimos bromas pesadas era al Negro. Porque me parece que el Negro es un tipo serio. Creo que el Negro ha sido siempre en la mesa más un espectador, un observador. A veces lo cargamos, sí, con la cuestión de que en los últimos años él ha despertado un interés o atención más visible, tiene mayor popularidad, es una figura en permanente crecimiento, entonces estar con él en un lugar como El Cairo hace 10 o 15 años atrás, no era lo mismo... Hoy genera que venga gente a pedirle un autógrafo, que se acerquen mucho los chicos. Pero al Negro lo cargamos sobre todo porque a veces le vienen a preguntar, o se le pegan algunas personas muy particulares. Lo cargamos como que tiene esa virtud de atraer a gente que se queda pegada a la mesa y después no la podemos sacar de encima. (Rubén El Pitufo Fernández)



  •   —El Negro (Fontanarrosa) dice que el que bautizó a la mesa de los galanes fui yo. Siempre les decía boludeces a los viejos para cargarlos. Estaba la plana más vieja sentada y yo, haciendo referencia a Oscar Casco y a todos esos galanes, los cargo. Pero yo tiro eso y me olvidé que había sido yo y un día el Negro me dice: “Vos viniste y los cargaste”, pero el que tomó y le dio difusión a eso fue el Pelado Reinoso. El Pelado tenía el programa de radio y le sobraba el tiempo para cualquier cosa. Entonces él, cuando se le hacía alguna laguna, decía: “Pasé por El Cairo y estaba la mesa de los galanes....”, porque lo había escuchado el día que los cargué. Entonces siempre hacía algún comentario en referencia a la mesa y él es quien le da difusión al nombre y después el Negro escribe el cuento. Pero el que rompía las bolas con eso era el Pelado aunque dice el Negro que el que lo dijo fui yo... La mesa fue cambiando pero había una base y después tenía los visitantes. A lo mejor venías vos un día porque estaba yo, al otro día venías y te sentabas esperándome a mí y si yo no venía los otros suponían que si estabas allí, alguno de la mesa te había traído. Aunque había que ser admitido de alguna manera y no era fácil porque eran unos viejos cabrones... Pero hay una cosa que es lógica: las barbaridades que yo le decía a Marcelo Herrera no se las decía si había alguien que no era de la mesa. Entonces esas cosas que hacía que tuvieras que limitar el trato con los otros hizo que tratáramos de que no entrase gente de afuera. Porque nos dábamos duro, porque para hacerlo enojar al viejo le tenés que pegar muy fino para que el tipo se caliente. Decían que yo era el aguijón de la mesa. ¿Cuándo entró el Negro Fontanarrosa a la mesa? Hay una cosa que nosotros no nos acordamos: cómo mierda terminamos todos enrollados, porque estábamos en distintas mesas. No nos acordamos la fecha exacta. Montones de veces hemos querido acordarnos y no coincidimos, entonces se le da como una fecha cuando armamos el equipo de fútbol, que fue otra cosa graciosa. Porque en la mesa todos eran técnicos y cuando salimos a jugar el primer partido, como nadie sabía cómo jugaba el otro, fuimos un asco. (Ricardo El Negro Centurión)


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    A pleno. Fontanarrosa y la mesa delos galanes en El Cairo, a fines de 2006. En su larga historia también pasaron por el bar La Sede.

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