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          |  domingo, 
          29 de
          julio de
          2007   | 
         
       
     						
						
							
								
								
						 		Un caso que terminó a los balazos
								
								 
								
								
								 
								
									
										Un caso paradigmático de persecución a un consumidor de drogas, que casi termina en tragedia, fue el que tuvo como protagonista a Adrián Dagnino, un comerciante de 33 años que resultó herido de bala y su sobrino baleado en la cabeza al intentar eludir un procedimiento policial, luego de comprar cocaína en un local de Avellaneda y Deán Funes.
  
   Dagnino fue literalmente perseguido a lo largo de varias cuadras por el Comando Radioeléctrico el 22 de julio de 2006. Tras adquirir la droga, el propietario de la ortopedia Schneider caminó a su auto,  donde lo esperaba el sobrino de su novia, un chico de 14 años que visitaba Rosario.
  
   En ese momento los efectivos se acercaron a identificarlo e intentó escapar en su Fiat Tipo. Lo acusaron de resistir su detención a tiros, pero él niega haber portado un arma. En Iriondo y Viamonte detuvo la marcha bajo una lluvia de balas. Un disparo le perforó el bazo y un pulmón, mientras que al adolescente un proyectil se le incrustó en la cabeza y debieron colocarle una prótesis. Sólo le secuestraron unos envoltorios con nueve gramos de cocaína que había adquirido para consumo personal.
										 
										
									
								
								
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