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 domingo, 28 de enero de 2007  
Política. Aunque los gremios logren subas de 20%, los ingresos de los trabajadores continuarán lejos del "techo" histórico. El impacto en el consumo regional
La puja salarial volvió de las vacaciones
Los empresarios aseguran que hay sectores que no podrán absorber los incrementos. Los economistas alertan cómo influye la inflación en el cálculo

Marcos Cichirillo / La Capital

La discusión sobre los aumentos salariales para el 2007 volvió esta semana con fuerza después de haberse tomado unas pequeñas vacaciones en los primeros días de enero. Pero a diferencia de lo que parecía cerrado para el gobierno nacional, la mayoría de los empresarios y la conducción de la CGT en diciembre pasado en torno a que los incrementos promedios serían del 14%, en los últimos días se terminó de acuñar la frase de que no habrá "ni piso ni techo" en las negociaciones colectivas, que en su mayoría comienzan formalmente alrededor del mes de marzo. Lo interesante y novedoso sería analizar cuál será su impacto económico en la región.

Aunque las partes coinciden que el resultado final sería uno o dos puntos más (15 u 16% de aumento salarial) incluso se podría llegar a un porcentaje similar al logrado por los sindicatos en 2006, la mayor presión gremial de esta semana sí parece haber logrado destrabar, en parte, otros puntos del debate que habían quedado postergados a fin de año cuando el gobierno sólo otorgó un incremento de las asignaciones familiares.

Así, en los últimos días se conoció que los aportes a la jubilación se mantendrán en el 7% hasta mitad de año y habría consenso para elevar el piso del mínimo no imponible de Ganancias antes de que las negociaciones colectivas lleguen a su punto más álgido.

La pelea por los ingresos encierra otro gran debate. "El gobierno juega en este ejercicio el difícil equilibrio de sostener un alto crecimiento del consumo y al mismo tiempo mantener baja la inflación", señaló el economista de SEL Consultores Ernesto Kritz.

En tanto, los empresarios presionan para no perder los actuales márgenes de rentabilidad y la competitividad ganada con la devaluación y la recuperación de mercados, mientras que los trabajadores pretenden recomponer parte de capacidad real de consumo, que todavía está lejos del que poseían tres décadas atrás.

"Los sindicatos entran al juego favorecidos por el hecho de que en 2007 es un año electoral, pero también por la situación de casi pleno empleo en el sector formal, que fortalece su capacidad de negociación", explicó Kritz, quien es consultor de grandes empresas del país en temas laborales.

"Por este motivo, intentarán ganar algunos puntos adicionales sobre la pauta del gobierno (es decir, en torno de 16% o 17%)", agregó, y aseguró que "las más débiles en términos relativos en este ejercicio son las empresas, pues, por una parte, ya han agotado o reducido significativamente el margen post devaluación para absorber los aumentos de salarios y, por el otro lado, enfrentan restricciones para trasladar esos aumentos a los precios".


Cara a cara
El presidente de la Federación de Industrial de Santa Fe (Fisfe), Carlos Garrera, reconoció que "una política de recomposición salarial es beneficiosa porque apuntala el mercado interno" y coincide con la posición del gobierno de que "una cifra razonable de incrementos sería entre tres u cuatro puntos por encima de la inflación".

Sin embargo, el dirigente industrial remarcó que en la región "hay sectores que no podrán afrontarlo" como son los segmentos industriales pymes ligados con el mercado interno (electrodomésticos, bazar, bicicletas, entre otros), y a las empresas de servicios, comercios y al propio Estado.

Sí, en cambio, Garrera cree que los sectores relacionados con el mercado externo como frigoríficos, complejo oleaginoso, textiles, automotriz y autopartista, podrán afrontar esos niveles de aumentos.

Desde el lado gremial, el titular de la CGT local, Néstor Ferraza, fue claro: "Rechazamos propuestas como la del gobierno provincial de aumentos del 12%" y, en sintonía con la conducción nacional, aseguró que "en las negociaciones colectivas no habrá ni pisos ni techos".

Pero admitió que habrá "muchas oscilaciones" dependiendo del nivel del salario y la realidad de cada sector. "Siempre los aumentos salariales a los empresarios les parecen excesivos, pero hay que lograr un equilibrio, en el sector público con la recaudación y en el privado con la producción", señala.


El modelo divide aguas
La línea divisoria está dada por el propio modelo económico. La economista de Universidad Austral, Ana Inés Navarro de Gimbatti, explicó que "con un tipo de cambio alto los precios siempre están en una tensión" y que en un país como Argentina, donde los bienes de la canasta básica son exportables, las posibilidades de recuperación real del salario son más complejas de concretar.

Por eso, aún discutiendo cifras del 15% de aumento salarial para el 2007 la recomposición de los ingresos de los trabajadores -y si se mantuvieran las previsiones de inflación- "se inyectará en la economía local unos cuatro a cinco puntos porcentuales extras de ingresos durante el 2007", estimó la economista Navarro de Gimbatti.


Traducido al bolsillo
Cruzando datos oficiales sobre cantidad de trabajadores en la región (registrados y no registrados) y sumando a los ingresos promedio, los porcentajes de aumentos que se están negociando -descontando una suba del mínimo imponible y que los asalariados de mayores ingresos ahorrarán parte de ese incremento- el consumo en el Gran Rosario recibiría una inyección de entre 1.200 y 2.500 millones de pesos anuales adicionales.

Pero si descuenta la inflación, el consumo agregado en términos reales sería en torno a los 200 millones de pesos anuales, un tercio del presupuesto municipal.

Ahora bien, de sostenerse a lo largo de los años aumentos salariales reales del 3% ¿cuánto tiempo deberá pasar para que los trabajadores de la región logren una mayor capacidad de compra que la actual?. Para Navarro de Gimbatti recién sería para el 2020.

Garrera remarcó que en los últimos años se produjo una recomposición de la participación de la masa salarial sobre el producto bruto interno (PBI). "Hoy representa el 28% del total del PBI, pero al momento de la crisis esa cifra apenas rondaba el 20%", recordó.

Sin embargo, el industrial admitió que aún se está lejos del 40% o 45% de la participación del PBI que llegó a alcanzar la masa salarial tres décadas atrás, aún a pesar de que la economía argentina está creciendo en los últimos tres años a tasas chinas del 9% anual.

En sentido y en sintonía con la Navarro de Gimbatti, el economista Horacio Zamboni señala que, tomando como referencia lo un cálculo de salario mínimo y vital actualizado a la realidad, un trabajador en blanco con cargas de familia necesitará veinte años de este ritmo de recomposición salarial para cubrir llegar a cubrir sus necesidades, mientras que un empleado en negro setenta años.
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Aportes y Ganancias entraron de lleno en la discusión. En marzo arranca la mayoría de las negociaciones formales de los convenios.

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