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miércoles,
27 de
diciembre de
2006 |
Crónicas regionales. Un paseo por la historia y el presente de localidades de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos
Ricardone, un pueblo progresista
Su vertiginoso crecimiento poblacional y el fomento del deporte lo vuelven un sano rincón de tranquilidad
Delcia Karamoschón / La Capital
Ricardone.- "Años atrás, cuando viajábamos a Rosario y decíamos que vivíamos en Ricardone, nos preguntaban dónde quedaba. La situación cambió hace unos siete años, cuando el Club Atlético Newell's Old Boys comenzó a realizar sus prácticas y concentración en el complejo deportivo local La Ilusión. Ver correr a los jugadores por el pueblo es algo familiar y es común que nuestros hijos vayan en bicicleta a verlos jugar. De todas maneras, no somos un público cargoso", comentaron vecinos de esta pequeña localidad ubicada a sólo 25 kilómetros de Rosario y a ocho de San Lorenzo.
En sólo diez años el pueblo triplicó su población hasta alcanzar los 3.000 habitantes, por lo que en la década del 90 fue la población de mayor crecimiento demográfico en la provincia. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) creció a una tasa del 8,91 por ciento, cifra muy superior a la regional que no alcanzó 0,37 por ciento.
El distrito tiene una superficie de 9.400 hectáreas en las que se explota fundamentalmente la actividad cerealera. Limita al norte con el arroyo San Lorenzo, al oeste con la ruta nacional 34, al este con las localidades de San Lorenzo, Fray Luis Beltrán y Capitán Bermúdez y al sur con Ibarlucea. Su casco urbano se distribuye en más de 200 manzanas.
En busca de tranquilidad, naturaleza y seguridad, año tras año llegan de las grandes urbes matrimonios jóvenes con hijos pequeños. Esta nueva camada de residentes generó un gran crecimiento en materia de servicios. "Antes, si querías tomar un helado tenías que irte hasta San Lorenzo, pero hoy ya no dependemos tanto de otras ciudades", expresó el presidente de la comuna local, Fabián Acosta.
En poco tiempo aparecieron videoclubes, casas de indumentaria deportiva, peluquerías y hasta tres canchas de tenis en las que se organizan torneos zonales. "La gente va conociendo el pueblo y le gusta. Primero compra un terreno para fin de semana y hacer su pileta de natación, pero después termina radicándose definitivamente", aseguró el funcionario.
"Hace 10 años, cuando se instaló la red de agua potable, se pensaba que desde ese entonces a esta parte el pueblo podría llegar a los 1.500 habitantes, cifra que contra todos los pronósticos se vio duplicada", agregó Acosta.
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En sólo diez años la pequeña población triplicó la cantidad de habitantes.
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