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 miércoles, 27 de diciembre de 2006  
Tragedia en Lagos. Cientos de pobladores del distrito de Abule Egba fueron víctimas de las enormes lenguas de fuego
La explosión de un oleoducto dejó más de 850 muertos en Nigeria
Una enorme detonación se produjo luego de que bandas de ladrones perforaron tuberías para robar combustible

Más de 850 personas murieron ayer por la explosión de un conducto de petróleo en la metrópolis nigeriana de Lagos. La detonación, según indicaron testigos, fue provocada por dos bandas de ladrones que perforaron las tuberías para vender el combustible en el mercado negro.

Ige Oladimeji, de la Cruz Roja nigeriana, dijo que "la cifra de muertos todavía puede aumentar". Además, agregó que muchas víctimas se quemaron de forma tal que son irreconocibles".

La mayoría de las personas fallecidas eran habitantes del densamente poblado distrito de Abule Egba, que al producirse la explosión en horas de la mañana, todavía dormían.

En el lugar del siniestro se veían escenas espantosas. Mientras que los bomberos trataban desesperadamente de controlar el fuego, los rescatistas hallaban cadáveres carbonizados.

Algunos cuerpos yacían sobre el suelo, con los brazos y piernas en posiciones extrañas, con sus ropas y piel quemados por la explosión. Otros quedaron reducidos a cenizas.

Respecto de los sobrevivientes, las autoridades indicaron que unas 60 personas fueron rescatadas y trasladadas a hospitales.

Luego de que las bandas perforaron el oleoducto, un grupo se habría llevado 150 mil litros del combustible en un gran tanque plástico. Después, muchos vecinos acudieron al sitio para aprovechar el combustible, con el que llenaron bidones. Cuando se desató el fuego, se produjo una gran explosión.

Fuentes policiales dijeron que también se incendiaron 60 casas y 52 automóviles. Según señaló el vocero de la Cruz Roja, hay más víctimas cuyos cadáveres aún no han sido rescatados. Anoche, los bomberos trataban de controlar el fuego.

Las nubes de humo se veían a gran distancia. "A cada momento llega gente desesperada a buscar a sus parientes entre los cadáveres", dijo Oladimeji. "Acá reina un gran caos", admitió.

Bomberos equipados con mangueras de agua trabajaron aproximadamente durante seis horas para extinguir las llamas, mientras cientos de personas se acercaron a ver.

Ante la ausencia de un servicio de ambulancias, un grupo de voluntarios cargó cadáveres carbonizados en un vehículo estatal operado por la autoridad de seguridad de caminos de Lagos.

Un grupo de mujeres lloraba sobre un banco cercano. "Un amigo llamó a nuestra puerta y le dijo a mi marido que iban a recoger combustible. Mi marido se fue corriendo con dos cubos y ahora no está. Esto es una maldición de Dios", dijo una mujer llamada Ole.

Durante las últimas semanas, se han formado largas colas en estaciones de combustible de toda Nigeria debido a un déficit en la provisión por parte de la compañía nacional de petróleo. En tanto, en una ruta cercana, grupos de chicos ofrecían bidones con combustible robado, al doble de su precio oficial. (DPA)
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Un rescatista traslada uno de los cadáveres reducidos a cenizas por la explosión.

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