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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
[Primera persona]
Eduardo Sguiglia: el discurso del poder
El escritor y actual embajador en Angola analiza el pensamiento de las elites económicas argentinas en base a entrevistas con ejecutivos de doce grupos
Osvaldo Aguirre / La Capital
El pensamiento de las elites económicas argentinas, analizado a través de los voceros de los grupos más importantes, es el objeto de indagación de "Las ideologías del poder económico" (Edhasa), un ensayo de Eduardo Sguiglia, economista, escritor y actual embajador argentino en Angola. El interés del estudio, como se expone en el prólogo, surge de la situación de un sector social que no necesita asumir funciones de gobierno para que sus creencias y valores suelan ser los dominantes en la sociedad. Tanto impulso reciben esas ideas que ocasionalmente -como ocurrió en la Argentina de los años 90- logran ser aceptados por la opinión pública como las más convenientes para el interés general.
El estudio de Sguiglia se basa en entrevistas con los máximos responsables o ejecutivos de los grupos Aceitera General Deheza, Arcor, Bunge, Coto, Eurnekian, Fate-Aluar, Ledesma, Mastellone, Pérez Companc, Sidus, Techint y Werthein. Los resultados se exponen en el libro como una entrevista a un personaje simbólico. Una de las conclusiones centrales apunta a la ideología común que manifestaron los responsables de los grupos entrevistados, adscripta, según Sguiglia, al neoliberalismo en su versión más clásica.
-¿Cuándo hizo las entrevistas y cómo eligió los grupos económicos que presenta en el estudio?
-Las entrevistas fueron hechas en el primer semestre de 2005. Me pareció oportuno indagar la ideología de la elite o la gran burguesía nacional. Hice un proceso de selección en base a cinco parámetros -ventas, exportaciones, número de empleados, número de establecimientos y liderazgo-, que me dieron el panorama económico argentino. Si uno revisa estos parámetros, se sorprende por dos razones: en primer lugar porque hay una docena y algunos más de grandísimos grupos económicos locales que brillan en todos estos aspectos, y luego por la enorme presencia de filiales extranjeras, especialmente como producto de la trasnacionalización de la economía argentina. Seleccioné entonces a los grandes entre los grandes.
-¿Por qué reúne las respuestas de los entrevistados en un personaje simbólico?
-Hubo una coincidencia total entre las opiniones y los puntos de vista, en resumidas cuentas la ideología, de estos principales directivos ante una serie de tópicos. Tuve la duda de si presentaba por separado lo que cada uno de ellos decía o si lo resumía tomando la expresión de cada uno de ellos en forma indistinta ante cada pregunta. Me pareció que esta segunda alternativa facilitaba la exposición y el análisis de lo que decían.
-Según el libro, ese consenso refiere a las transformaciones realizadas en los 90 por el menemismo y a una negación a examinar la propia responsabilidad en las consecuencias sociales de esa misma política.
-Totalmente. En propias palabras de ellos lo que se hizo entonces era lo que se debía hacer e inclusive hasta lo que se debería hacer hoy. Y los problemas que sucedieron y la gran crisis de principios de siglo, para ellos, no obedecieron a esas pautas o a esos lineamientos, ni siquiera al papel que tuvieron ellos, sino pura y exclusivamente a la incompetencia de ciertos dirigentes políticos.
-¿Le sorprende que, pese a que la reactivación los favorezca, estos grupos se mantengan apegados al neoliberalismo?
-Ese es el rol de las ideologías en las sociedades modernas. Independientemente de la suerte que corren ellos desde el punto de vista económico -están haciendo buenos negocios y en términos generales les va muy bien con esta recuperación argentina- desde el punto de vista ideológico, desde lo que ellos consideran que es útil, bueno y legítimo, no están conformes con el camino y el discurso del gobierno actual. Ahí se disocia lo que piensan y cómo les va. Esto demuestra que a contrario sensu de lo que se viene diciendo de quince años a esta parte no solamente las ideologías están vivas sino que este caso particular es un ejemplo patente de cómo permiten una lectura de la realidad ateniéndose a sus propios intereses.
-Con frecuencia, el neoliberalismo oculta su carácter de ideología.
-Si, como si ese discurso fuera la verdad, lo que se debe hacer. Como si lo que se plantea fuera una lógica natural, o un sentido común. Muy pocos, infelizmente, se encargan de indagar detrás de esas palabras o del discurso público. Eso recorre un montón de temas. En el libro tomo un ejemplo, el de las reglas del juego. No es lo mismo lo que entienden un gran capitalista y un trabajador por lo que significa respetar las reglas del juego. Sin embargo, aquello se presenta como "verdad" y todo lo que se aparta de su dirección es sancionado por distintas vías.
-¿Qué decían los entrevistados cuando le hablaba de ideología?
-La palabra, que ha sido tan maltratada en estos últimos años, les resultaba chocante, les significaba la alusión a fanatismos. Lo curioso es que cuando se los sometía a ejemplos comunes, por caso "¿qué opina usted si se aumenta un punto en el impuesto a las ganancias para instituir un fondo de capacitación a los desocupados?", además de manifestar oposición a esa posible medida, la reacción era netamente ideológica. La ideología no es algo sofisticado, o con un lenguaje hermético: expresa un conjunto de creencias y valores sobre las cuestiones relevantes de un orden social. Y cuestiones relevantes de un orden social son también cómo incluir a los excluidos, cómo alcanzar un desarrollo equitativo, cómo alcanzar el bienestar para una sociedad. En esas cuestiones, negando que lo fueran, las opiniones de ellos eran acabadamente ideológicas.
-¿Qué tipo de valoración hicieron de la democracia?
-En sus preferencias se manifestaron por la democracia. La impresión que me da a mí es la siguiente: en las últimas dos décadas ellos avanzaron muchísimo en la consolidación de su poder económico en la sociedad argentina, pero ahora su ideología está muy apegada a los paradigmas del pensamiento neoclásico, neoliberal, que hemos conocido. Si uno le podría añadir algo sería conservador, porque no plantean nuevas reformas a lo que se hizo sino más bien plantean una posición de defender lo que han logrado y remedar en el futuro lo que se hizo en el pasado. En estudios de principios de los años 90 aparecían una serie de propuestas en boca de ellos que tendían a introducir una serie de reformas, como apertura económica, privatizaciones, desregulaciones, etcétera. Ante aquel escenario sus propuestas planteaban "cosas nuevas", entre comillas o no. Pero en este caso más bien plantean conservar lo que ya se tiene.
-¿Cuál es el rol de los economistas en la difusión de esa ideología?
-De todo este estudio surge, por un lado, la importancia del papel que tienen los economistas en disputar en el campo de las ideas e influir en los grandes capitalistas. Como estos grandes capitalistas tienen tanta influencia a su vez en la sociedad y en los medios de comunicación, los economistas y periodistas especializados, que reproducen o están dispuestos a defender las posiciones de estos grupos, juegan el rol que hace mucho tiempo jugaban los letrados y luego los intelectuales. Con la diferencia de que desde hace un tiempo algunos reconocidos intelectuales, en lugar de darle voz a los que no tienen voz, le dan voz al poder económico.
-Pero a partir de 2001 hay una especie de crisis de credibilidad en los difusores del neoliberalismo.
-Bueno, por suerte. En Argentina y en América latina, la sucesión de crisis y la extensión de la marginalidad y la pobreza han provocado que algunos gobiernos no respeten el recetario de los organismos financieros internacionales. Pero estos sectores y sus intelectuales están dispuestos a dar batalla. Todas las calificaciones que uno escucha, tachando de populistas, o de ingenuas o irrealistas a ciertas posturas de gobierno, obedecen a esa lógica. Esa fue también la razón que motivó este trabajo. Me parecía importante hacer algo así en la Argentina, a tres años de un gobierno que no respeta un camino ortodoxo, y teniendo en cuenta por otro lado lo que ocurre en el espacio regional. En la arena pública, cuando uno debate cuestiones referidas al orden social y de singular relevancia para el presente y al futuro de la Argentina, es importante que quede claro el contenido de cada expresión, que se corra el velo de las palabras para que se discuta con propiedad cuál es el camino que plantea cada cual.
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De la interpretación. "Es importante aclarar el contenido de cada expresión", dice Sguiglia.
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