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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
Piezas de colección
Fotografías trastocadas con pinceles, perforaciones, luces o simplemente (o complejamente) con descomposiciones de lo compuesto -de lo que está y que a partir de su toque cobra importancia- son formas de trabajar que desarrolló Herrera, así como también las castraciones de las imágenes pornográficas recortadas y protegiendo la mirada del espectador. Y es en este punto en donde se pueden ver distintas formas de realización y también una interesante metamorfosis del soporte.
Herrera recupera objetos que fueron sumergidos en el olvido colectivo y que hoy son piezas de colección invalorables del artista, que pertenecen al mundo de las cosas insignificantes y que él, por supuesto, las considera y las hace obras. Esto habla de sus trabajos más recientes, de aquellos objetos que conviven con Carlos, los cuales dialogan con él y entre sí. Aquí aparece el vuelco de lo plano a lo volumétrico, al espacio real, a la instalación, a las "óperas".
Es este recorrido, con sus constantes planteos acerca del arte actual, el que ubica a este joven artista en uno de los referentes más importantes del arte contemporáneo.
L. Y.
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