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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
Sobre gustos: Jorge Barroso
Jorge Barroso es escritor, dibujante y arquitecto. Tiene 39 años y coordina un taller de cuento . Hijo y nieto de obreros ferroviarios, nació en Rufino y vive en Rosario desde 1985. Con su libro de cuentos "Hombres que no entienden nada" resultó ganador del primer premio, en categoría ficción, en el reciente Concurso de relato Ciudad de Rosario, organizado por la Editorial Municipal de Rosario.
-¿Cuál fue tu primera experiencia como escritor?
-Comencé a escribir a los 30. Nunca me había propuesto dedicarme a escribir, sólo sucedió. Resulta que durante un período de desocupación intenté armar unas historietas, y como el dibujo ya lo manejaba desde chico, me metí a bocetar guiones, que terminaron teniendo demasiada historia escrita, y entonces los consideré cuentos. Al primer relato lo reciclé muchas veces, de tono vengativo pasó a autocrítico, ahora se llama "El caliente protector" y aparece en el libro, que sale en diciembre.
-¿Cómo manejás la cuestión de escribir para chicos y para adultos?
-Actualmente escribo para los adultos que se comportan como chicos desconcertados, pero me interesa el segmento que los norteamericanos denominan "Kidult", una fusión de chico más adulto. Igual, esta categoría es un reinvento del mercado, se vende mejor si se adultiza a los chicos y se infantiliza a los adultos.
-¿Qué libro te hubiera gustado escribir y por qué?
-"¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", de Philip Dick, porque asimila con éxito el policial negro y la ciencia ficción, innova en cómo contar una vida urbana que es una pesadilla tecnológica, y además, sube la apuesta al crear una religión irónica y plantear una pregunta inquietante: ¿qué es ser humano? Como si nada, Dick responde que lo que nos convierte en humanos es la empatía.
-¿Por qué hay poco contacto entre los escritores de Rosario y los de Santa Fe?
-Supongo que la razón es la misma por la que también hay poco contacto entre los escritores del resto de la provincia y del país: falta de espacios de socialización entre pares de experiencias desiguales, ego engordado, comodidad, desconocimiento y subestimación del otro. Los narradores estamos más desorganizados que los poetas: ni siquiera sabemos si nos tenemos bronca.
-¿Conocés algún truco infalible para ponerse a escribir?
-Hay que esquivar los condicionamientos y hacer de cuenta que uno no es el que escribe sino el que transcribe, uno es un mirón que le espía la historia a sus personajes y los deja fluir. Como todo buen truco de mago o de doble de riesgo, requiere entrenamiento y estudio. Y como decía Tu Sam: "Puede fallar".
-¿Qué estás escribiendo?
-Una novela sobre historietistas, varones y mujeres, que habitan en un mundo alternativo muy particular.
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