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 domingo, 22 de octubre de 2006  
Bush asegura que no cederá en Irak
Crecen sin embargo las señales de un cambio de estrategia luego de las próximas elecciones

Washington. - Pese a la imparable escalada de violencia en Irak, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, defendió ayer su estrategia durante su intervención semanal en la radio. Sin embargo, crecen en Washington los signos de un inminente cambio de rumbo en Irak. El sábado murieron al menos 36 iraquíes en diversos episodios, el peor de ellos un ataque con coche bomba contra un mercado.

"Nuestro objetivo en Irak es claro y sigue invariable: nuestro objetivo es la victoria", proclamó Bush, reiterando que Estados Unidos no tiene intención de abandonar Irak antes de que su intervención haya concluido con éxito. Sin embargo, y por segundo día, el mandatario se reunió con generales de alto rango y con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Ante las elecciones al Congreso el 7 de noviembre, el presidente se enfrenta a una enorme presión interna por el derramamiento de sangre en Irak y la falta de resultados en ese país.

Según el ejército estadounidense, en las primeras tres semanas del mes de ayuno de Ramadán hubo un aumento de los ataques del 22% frente a las tres semanas anteriores. Bush conversó ayer con el comandante en jefe estadounidense en Irak, general George Casey, y con el jefe del Comando Central, general John Abizaid.

En tanto, y en un intento por frenar los enfrentamientos entre musulmanes shiítas y sunitas en Irak, clérigos de las dos corrientes del islam firmaron la llamada Declaración de La Meca, en la que rechazan la violencia sectaria y llaman a la paz entre los grupos religiosos. El documento de diez puntos, firmado por unos 50 eruditos, insta a ambas partes a respetar los lugares sagrados y creencias de la otra y a denunciar la violencia, en momentos en que el derramamiento de sangre entre ambas ramas del islam, los ataques suicidas y los crímenes por venganza azotan a las ciudades iraquíes.

El texto firmado en la ciudad sagrada para de los musulmanes también llama al fin de la ocupación de Estados Unidos en Irak y prohíbe los asesinatos, las deportaciones forzadas y los ataques en lugares de oración. Sin embargo, la declaración no pide el desarme de ninguna de las milicias iraquíes. Además, el principal líder espiritual de los shiítas iraquíes, el gran ayatolá Ali al Sistani, no acudió a la cita, como tampoco el joven radical shiíta Moqtada Al Sadr, aunque al parecer ambos le dieron su bendición al encuentro.

En Irak sin embargo, la declaración no tuvo efecto alguno. En un atentado contra un mercado en Al Mahmudiya, al sur de Bagdad, murieron más de 30 iraquíes, mientras que otros seis fallecieron en diversos actos violentos en distintos puntos del país.

En Al Mahmudiya fueron detonados tres vehículos cargados de explosivos. En el oeste de Bagdad un atacante suicida detonó su cinturón de explosivos en un autobús que transportaba trabajadores. Murieron cuatro civiles y otros 15 resultaron heridos.

A su vez, milicias shiítas rivales entablaron combates, con un saldo de al menos dos muertos y varios heridos. Por otra parte, la ciudad sureña de Amara, tomada por el shiíta Ejército del Mahdi el viernes, retomó a una relativa tranquilidad. Los milicianos demolieron tres estaciones policiales y destruyeron cientos de vehículos civiles, con un saldo de 15 muertos, antes de retirarse.
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Una comisaría atacada por shiítas.

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