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 domingo, 22 de octubre de 2006  
Cocina: sabores de vida

Quique Andreini

Mi querida amiga, hoy le sugiero cocinar exquisiteces dulces con frutas de estación, las dos preparaciones con un toque de canela, un ingrediente que además de realzar el sabor otorga un colorido especial.


Espuma de manzana y canela
Ingredientes:

  • 4 manzanas

  • 4 cucharadas de azúcar

  • 1 naranja

  • 1 cucharadita de canela

  • 1/2 limón

  • u 2 huevos

    Exprima la naranja y el limón y reserve el jugo. Separe las yemas de las claras. Pele las manzanas, retire el corazón, las semillas y ráyelas. Ponga las manzanas ralladas en un bol con el jugo de naranja y limón. Añada el azúcar, la canela y procese. Lleve a la heladera durante una hora. Antes de servir, bata las claras a punto de nieve y añada el resto del azúcar sin dejar de batir, incorpore las manzanas y reparta en 4 copas individuales. Sobre la mousse puede colocar unos chips de manzanas que puede preparar cortando la fruta en láminas, colocándolas sobre una placa para horno y horneándolas muy suavemente hasta deshidratarlas por completo.


    Peras con salsa de chocolate
    Ingredientes:

  • 4 peras

  • corteza de limón

  • 2 cucharadas de cacao

  • 1 cucharadita de canela

  • 2 cucharadas de azúcar

  • 2 cucharadas de agua

  • 2 cucharadas de queso blanco

    Elija peras no muy maduras, pélelas y córtelas en cuartos. Póngalas en una ollita con la corteza de limón, el azúcar y muy poca agua. Llévelas sobre fuego suave y cocínelas hasta que estén firme pero no deshechas. Retírelas y reserve. Prepare la salsa disolviendo el cacao y la canela en el agua caliente. Incorpore el queso blanco y bata hasta lograr una textura liviana y homogénea. Presente formando un espejo con la salsa fría sobre el plato, y encima las peras en forma de abanico.

    Otra opción consiste en pelarlas, retirarles las semillas por debajo con la ayuda de una cucharita, dejarles el cabito y cocinarlas enteras. También puede rellenar el espacio dejado por las semillas con helado de crema americana, lo que será una sorpresa porque hasta que se las corta no se descubrirá que están rellenas.


    Había una vez...
    Cuentan que un rey convocó a todos los caballeros de su reino, pues consideró que era tiempo de comprobar cuál de ellos era digno de ser su consejero y hombre de confianza en la corte. Muchos respondieron a la convocatoria y una vez que estuvieron todos reunidos en palacio, el rey les dijo: "Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido, el que consiga los mejores resultados será el que ocupe el cargo".

    Pasaron los seis meses y sólo una tercera parte de los convocados fueron al castillo para mostrar al rey sus macetas con hermosas plantas florecidas. Los demás no acudieron. Debieron considerar que el resultado obtenido era un fracaso. También hubo un joven que aunque plantó su semilla no logró hacerla florecer, pero desfiló hacia palacio dignamente, con su maceta vacía, a pesar de las burlas de los demás. Por el camino iba pensando todo lo que había aprendido en esos seis meses sobre la jardinería, las leyes de la naturaleza y las virtudes como la paciencia, el respeto y la perseverancia que hasta entonces no se creía capaz de desarrollar en su vida. Volvía al palacio porque quería agradecer al rey la idea de la convocatoria ya que para él había supuesto una posibilidad de descubrir talentos insospechados, y cultivar nuevas habilidades. También quería aprender de aquellos que habían conseguido hacer florecer sus semillas.

    El alboroto se transformó en silencio expectante mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas. Finalizada la inspección hizo llamar al joven de la maceta vacía. Atónitos, todos los demás participantes esperaban la explicación de aquella decisión. El rey entonces dijo: "Este joven será mi nuevo consejero. A todos se os dio una semilla infértil. Algunos no han vuelto, y otros habéis tratado de engañarme presentándome resultados falsos para ocultar vuestro supuesto fracaso. Este joven ha tenido la valentía de volver y mostrar su maceta vacía. Además ha sabido disfrutar del proceso y enriquecerse donde otros sólo visteis limitación. Ha actuado con inteligencia, honestidad, coraje y gratitud, cualidades que un futuro consejero del reino debe tener".
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