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domingo,
22 de
octubre de
2006 |
Historias
Las entidades del campo en los 90
La década de los 90 posibilitó por un lado la duplicación de la producción y las exportaciones y un acelerado proceso de modernización tecnológica en el campo. Pero por otro, generó una mayor concentración de la estructura social agraria y económica del sector, a partir de la exclusión de pequeños y medianos productores y la quiebra y transformación de numerosas cooperativas agrarias. Esto motivó que las entidades gremiales del sector perdieran gran parte del poder que históricamente tuvieron para influir sobre las políticas públicas y las dejó inmersas en una crisis que les exigió redefinir sus formas de organización y funciones, en un escenario que poco tenía que ver con el existente durante los cincuenta años previos.
Los temas centrales de sus luchas ya no formaban parte de la agenda del gobierno, los espacios oficiales reservados al sector tenían un lugar cada vez menos relevante en el organigrama estatal y los productores agropecuarios expresaban demandas que aquellas políticas no podían satisfacer.
Este fenómeno fue el objeto de estudio del investigador y vicepresidente del Conicet, Mario Lattuada, quien en su libro "Acción colectiva y corporaciones agrarias en la Argentina. Transformaciones institucionales a fines del siglo XX" -editado por la Universidad Nacional de Quilmes- hace un recorrido de todo este proceso.
Según Lattuada, estos cambios en la década pasada le plantearon a las asociaciones reinvindicativas históricas del ámbito nacional un conjunto de problemas y desafíos a resolver. Problemas tantos externos como internos que los obligaron a reformas institucionales significativas tanto en la estructura organizacional como en sus funciones.
Reformas institucionales
"Así, tanto Federación Agraria Argentina (FAA) como Confederación de Intercooperativas Agropecuarias (Coninagro) sumaron a su tradicional discurso neorrural -neocampesinos en términos de Moyano- elementos del discurso empresarial, promoviendo una reconversión de las explotaciones y de las cooperativas para adecuarse a las nuevas reglas de juego de la economía, a través de la tecnología, la capacitación y la gestión", explicó Lattuada y agregó: "En el caso de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), por el contrario, el discurso liberal sostenido durante el último medio siglo pasó a un segundo plano, incorporando demanda regulacionistas e intervencionistas, mientras que la Sociedad Rural Argentina (SRA) profundizó un discurso cada vez menos específico sobre lo agropecuario y más amplio y diversificado, acorde con la extensión de importantes intereses económicos de sus asociados fuera del sector".
El autor señala que a diferencia de etapas anteriores, en la década del 90 - a excepción de la SRA- se fortalecieron las acciones conjuntas, mientras que no se reeditaron las alianzas y frentes multisectoriales que caracterizaron la década del 80, donde las entidades agrarias se situaban en orillas opuestas.
Por otra parte, Lattuada destaca también el surgimiento de otros actores sociales como el Movimiento de las Mujeres en Lucha estructurados a partir de la confrontación con las situaciones generadas por las transformaciones del nuevo régimen social de acumulación de apertura y desregulación, integrados principalmente por los denominados "nuevos pobres".
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